Hermoso de Mendoza regresó a Texcoco tras tres años de ausencia.
Perdió los máximos trofeos por fallar al matar a otro bravo toro de Los Encinos, premiado con arrastre lento.
Lugar: plaza de toros Silverio Pérez, en Texcoco, estado de México.
Ganado: dos toros de Los Encinos, primero y cuarto, éste premiado con arrastre lento, y cuatro de Santa María de Xalpa.
Pablo Hermoso de Mendoza: ovación y oreja.
Fermín Spínola: silencio y palmas.
Arturo Saldívar: oreja, palmas, y palmas en el sobrero de regalo.
Incidencias: Lleno de “no hay billetes”.
Pablo Hermoso de Mendoza había toreado en dos ocasiones en la plaza Silverio Pérez de Texcoco, pero nunca los había hecho durante la Feria Internacional del Caballo. Por ello, su actuación del pasado domingo supuso su debut en esta feria y conllevó gran expectación en la localidad mexiquense, que se reflejó en un lleno histórico de “no hay billetes”, en un coso construido para 5.500 espectadores.
Y en este escenario pudo cortar los máximos trofeos del cuarto, llamado Peluquín, un gran toro de Los Encinos, un vendaval de bravura, con mucha clase, al que le realizó una faena magistral con Villa de salida, Van Gogh y Manolete en banderillas, y con Pirata en el tercio final, trasteo de lujo emborronado con la suerte final. Dos pinchazos precedieron al rejón definitivo, lo que redujo el premio a una oreja. El jinetés estellés la cobró y, seguidamente, aplaudió al toro mientras se le homenajeaba con el arrastre lento.
Del toro que abrió plaza, un ejemplar que tuvo fijeza pero al que le faltó entrega, pudo asimismo cortar un trofeo pero sucedió lo mismo que con el cuarto, que el caballero navarro acertó con la hoja de peral tras un pinchazo. Atrás había quedado una faena que no conectó tanto con los tendidos por tratarse del primer toro y, por ello, estar el público todavía algo frío, y por la condición del toro, que no transmitió lo deseado. Al final, todo quedó en una cálida ovación, a la que el torero correspondió saludando desde el tercio.
Festejos taurinos Pamplona, S. XIX