El ciclo de novilladas, que cumple su vigésimo sexta edición, comenzó ayer con una de La Quinta en la que los dos actuantes se fueron de vacío.
Ganado: cuatro erales de La Quinta, bien presentados, con uno, el que abrió plaza, de buen juego.
Carlos Olsina: palmas tras aviso y silencio tras aviso.
Álvaro Sánchez: silencio en ambos.
Presidencia: a cargo de María Gracia Alcoya, asesorada artísticamente por Juan Martín Muro y por la veterinaria Belén Ferrer, cumplió su cometido con discreción.
Incidencias: Tarde soleada con temperatura agradable. Hubo algo de viento que en ciertos momentos molestó para torear.
El portón de chiqueros lucía un crespón negro en señal de duelo por el fallecimiento del que fuera torilero del coso durante más de una década: Antonio Gil Parra. Además se guardó un minuto de silencio al comienzo del festejo tanto por Parra como por el diestro Víctor Barrio, fallecido en la plaza de toros de Teruel el pasado 9 de julio.
Dicen que quien da todo lo que tiene no está obligado a más. Algo así es lo que hizo ayer en el coso de San Adrián Carlos Olsina. En sus dos astados quiso agradar al público, buscar la conexión con el tendido y apostó por un concepto más accesorio. El resultado no fue el que Olsina esperaba. En su primero anduvo habilidoso con el capote, un novillo con fijeza, de embestida pronta y con esa nobleza encastada que da un puntito de picante. Comenzó la faena rápido y sin probaturas. El inicio fue correcto, muleta puesta y corriendo la mano, pero la historia cambió pronto. No acabó de coger la distancia del de La Quinta y optó por las cercanías. El burel protestaba y Olsina no fue capaz de corregir el tornillazo que pegaba al final de cada pase. Entró a matar un par de veces y se tiró con todo. Escuchó un aviso mientras que el tercero de sus filas no atinaba con la puntilla.
La faena de su segundo la comenzó muy bien, de uno en uno, con la muleta puesta. Y se quedó ahí. Olsina no llegó a entender lo que pedía el novillo que protestaba cada vez que tocaba el engaño. Volvió a perfilarse para firmar la suerte suprema con mucha verdad y acabó dejando algo más de media estocada tendida. Se auxilió del verdugillo para finiquitar al que hizo tercero. Sonó un aviso.
Álvaro Sánchez demostró mayor oficio. Recibió a sus dos novillos con mucho gusto, bajando los brazos e imprimiendo suavidad en cada lance. En el que cerró plaza firmó los mejores capotazos, flexionándose al principio para luego acabar toreando erguido y con el compás abierto. Banderilleó con acierto a su primero. Empezó la faena prácticamente en los medios, buscando la colocación, adelantando la pañosa y vaciando la embestida. Lamentablemente se perdió la comunión entre novillo y novillero. Volvió a empezar pero ‘Marsellés’ ya no perdonaba ni media. Sánchez dejó una estocada desprendida a la segunda.
Para cerrar plaza saltó al ruedo el novillo más alto. Sánchez volvió a poner la carne en el asador en banderillas. Especialmente en el tercer par, dio todas las ventajas al Santa Coloma y se la jugó por los adentros dejando los palos en todo lo alto. El inicio de faena genuflexo y templado, fue muy torero. Y de uno en uno robó muletazos a ‘Santurrón‘ que se desentendía de todo. Le ganaba pasos y siempre le dejaba la muleta en la carita. Marró con la tizona y necesitó el descabello para poner punto y final al primer capítulo de la feria del ‘Espárrago de oro’.
Información de Isabel Virumbrales para Diario de Navarra.