El segundo, Buenasuerte, fue un toro de nota alta en la muleta. Fotografía: Javier Arroyo.
El encierro, muy bien presentado, ofreció un juego muy interesante, con tres toros destacados: segundo, tercero y cuarto.
La corrida lidiada ayer en Las Ventas, de Victoriano del Río, hierro que estará presente en la próxima Feria del Toro, es muy posible que opte a premios del ciclo isidril. Por un lado, el encierro lució muy buena presentación, preciosa lámina y, por otro, ofreció un juego muy interesante en conjunto, con tres toros magníficos, uno que se lesionó, otro de escaso juego y uno muy complicado, el sexto. El segundo fue ovacionado en el arrastre.
Toro por toro, el primero, serio y hondo, se lesionó la mano izquierda en el tercer par de banderillas y el diestro no tuvo otra opción que despacharlo con rapidez. El segundo, Buenasuerte, tuvo fijeza, calidad, magnífico tranco y transmisión; un toro de nota alta que fue ovacionado en el arrastre. El tercero fue un ejemplar manso pero encastado, que llegó con todo el poder al último tercio. El cuarto, muy bien presentado, serio y astifino, tuvo calidad, nobleza y buen son. El quinto resultó reservón y estuvo siempre a la defensiva. Y el sexto, hondo y cuajado, que derribó al picador Miguel Ángel Muñoz de forma espectacular, resultó violento, con genio, muy complicado en el último tercio; fue el garbanzo negro del encierro.
Respecto a los diestros, éste fue su resultado: Sebastián Castella (silencio y oreja tras aviso), José María Manzanares (oreja tras aviso y silencio) y Alejandro Talavante (dos orejas y silencio), que fue el triunfador y salió a hombros. Saludó tras parear al primero Javier Ambel. Bien en la brega Juan José Trujillo con el quinto. Ovacionado el picador Miguel Ángel Muñoz, de la cuadrilla de Talavante.
Festejos taurinos Pamplona, S. XIX