‘Gallo’ toreando en su tercio, el de banderillas.
Tras su retirada de los ruedos en 1999, pasó a ejercer de semental y acabó convirtiéndose en uno de los mejores reproductores de los últimos años.
Mientras Pablo Hermoso de Mendoza finalizaba sus actuaciones en Ecuador y Perú, uno de sus caballos más emblemáticos, el castaño Gallo, moría en las cuadras de la finca estellesa Zarapuz. Curiosamente, el último viaje taurino que realizó la citada montura fue a esas tierras americanas, en 1999, en las que no llegó a actuar por incrementarse el problema de artrosis que padecía. Gallo fue clave en el ascenso profesional del rejoneador estellés y acabó convirtiéndose en el principal semental de los caballos toreros de la actualidad.
Nacido en 1986, en la ganadería portuguesa Heredade de Pinheiro, con el nombre de registro E-nabo, ha sido, posiblemente, el caballo más artista de la amplísima cuadra del caballero navarro, pese a la escasez de fuerzas que presentaba, fruto de su anterior mala vida.
Hijo de Nilo y Fazenda, puro origen veiga, su fama se vio siempre algo eclipsada por la de Cagancho y Chicuelo, y mientras éstos arrasaban en los ruedos durante la década de los noventa, los más entendidos del mundo del caballo destacaban a Gallo por ser morfológicamente perfecto, por su habilidad en la cara del toro y por poseer un duende torero único, que luego transmitió a la mayoría de sus descendientes.
Adquisición
El maestro estellés lo compró cuando el castaño morcillo tenía ocho años. Hasta entonces, su propietario era Joao Moura, quien lo llamaba Champán. Tras una cacería de galgos, ambos rejoneadores llegaron a un acuerdo de trueque: el navarro se hacía con Gallo, y Hormiga, junto a otros caballos, pasaba a manos del maestro portugués.
“Llegó a Estella en un estado muy deteriorado, hubo que tratarle de algunos cálculos en la vejiga y recuperar su estado físico. Al principio, tuve que trabajarlo con sutileza, porque se calentaba muy rápido; había que darle pausas para que no le traicionara su temperamento. Sin embargo, en el trato en el box mantenía una nobleza extrema, aunque luego en el ruedo se transformaba. Poco a poco, lo fui poniendo de frente, siempre sobre el galope, para batir muy suave a pitón contrario, desviando así la embestida; después, cuarteaba dando la cara, haciendo alarde de su gran habilidad y supliendo así su escasez de fuerzas. De todos los caballos que he tenido, con él he sentido la reunión más acoplada con el toro”, recordó Pablo Hermoso de Mendoza.
Presentación y retirada
Gallo debutó en la plaza toledana de Villarrubia de Santiago el 5 de marzo de 1994. Su dueño, el jinete estellés, lo sacó en banderillas, tercio en el que brilló y en el que protagonizó después la mayoría de sus actuaciones. Su trayectoria torera no fue amplia. Estuvo en activo hasta la temporada de 1999. Toreó por última vez el 20 de agosto de ese año, en la plaza navarra de Valtierra. No fue una retirada programada, ya que, como se ha dicho, viajó unos meses después a Perú para torear. Pero, una vez allí, una fuerte artrosis le impidió actuar y no pudo recibir así la despedida que merecía.
Festejos taurinos Pamplona, S. XIX