Paulita recoge la imagen de San Fermín de manos de Juan Ignacio Ganuza, presidente del Club Taurino de Pamplona.
El matador de toros zaragozano reconoció en el Club Taurino de Pamplona que en 2013 estuvo a punto de retirarse del toreo.
“El día anterior a debutar en Pamplona comprobé que el ruido que salía desde los tendidos de sol era horroroso pero la tarde de mi presentación, desde abajo, desde el callejón, la situación era peor, el ruido, mucho más intenso. Parecía que la gente se te venía encima. Pero superé este hecho con mi ilusión y disfruté de la tarde”, recordó recientemente el matador de toros Luis Antonio Gaspar “Paulita” en el Club Taurino de Pamplona.
Sin embargo, para el diestro zaragozano, aquel 8 de julio del año pasado fue un día inolvidable. “Desde niño soñaba con torear en Pamplona y ese día lo disfruté tanto, incluso desde la mañana, que ha sido el que menos miedo he pasado antes de ponerme delante del toro. Luego, ver esa plaza a reventar, sentir buenos momentos frente al primero de mi lote… fue una experiencia inolvidable. Guardo un recuerdo extraordinario y deseo volver. La de Pamplona una plaza que marca mucho a nivel profesional”, aseguró el espada de Ejea de los Caballeros.
Pero no todo han sido buenos momentos en la vida profesional de Paulita. Desde que tomó la alternativa -el 11 de octubre de 2001, en Zaragoza-, ha protagonizado una trayectoria de altibajos, con tardes de triunfo y días amargos, de intensa lucha por abrirse paso en esta difícil profesión, que le llevaron a replantearse el futuro y a estar a punto de tirar la toalla. “En 2013, tal y como veía el panorama, pensé que mi momento había pasado y que había llegado la hora de retirarme de los ruedos, de colgar el traje de luces. Los hermanos Luna, amigos míos y empresarios de la feria de Huesca, me dieron la oportunidad de torear en esa plaza. Pensé que, si ese día no salían bien las cosas, dejaba el toreo, cansado de tanta lucha. Y así se lo hice saber a Manolo Hurtado, que quería apoderarme”, rememoró el aragonés.
Ese 11 de agosto la moneda cayó de cara. Le cortó las dos orejas a un toro de Victorino Martín, al sexto y último de aquella tarde. Y le cambió la vida. Afrontó la temporada del año pasado desde otra perspectiva. “La inicié con un nuevo horizonte profesional, con numerosas ofertas para torear. Fue decisivo que el toro del triunfo fuese de Victorino; si llega a estar marcado con otro hierro, posiblemente no habría pasado nada”, afirmó Luis Antonio Gaspar.
Regresando a la capital navarra, este matador, que todavía no ha toreado tarde alguna en Andalucía, se mostró prudente de cara a su inclusión en la próxima Feria de San Fermín. “Espero volver, aunque sé que hay que hacer méritos para ello, conseguir antes triunfos importantes. Me gustaría lidiar el encierro de José Escolar, por ejemplo”, concluyó Paulita, un matador de toros que todavía no ha corrido el encierro pero al que le gustaría hacerlo.
Festejos taurinos Pamplona, S. XIX