LA PLAZA DE SANGÜESA ‘RENACE’ DE LA NADA A SOLEADO RITMO DE SAMBA

Pase de pecho de Igor Pereira al que cerró plaza.

El brasileño Pereira salió a hombros tras cortar las dos orejas del bravo sexto, premiado con la vuelta al ruedo. Fotografías: Irati Aizpurua.

Ganado: Seis toros de Emilio Artalejo, cinqueños –cuatro de ellos cercanos a los seis años-, desiguales de presentación y de juego, justos de casta, nobles y manejables; muy manso y deslucido el tercero; bravo en varas y en la muleta el sexto, Cantarín, número 5, premiado con la vuelta al ruedo.

Toreros: David Garzón (silencio tras dos avisos y oreja), Darío Domínguez (silencio tras aviso en ambos) e Igor Pereira (silencio y dos orejas).

Lugar y fecha: Plaza de toros de Sangüesa (Navarra). 15 de septiembre de 2024.

Incidencias. Tres cuartos de entrada. Tercera de feria. Tarde muy ventosa y fría. Saludó José Otero saludó montera en mano tras banderillear al primero. Pereira salió a hombros del alguacilillo.

Hasta salir el sexto, la corrida de toros de Sangüesa avanzaba hacia la nada, hacia el sopor. Una terna muy poco placeada apenas había dicho algo. Los toros embestían, sí, pero con gran sosería por su falta de casta. Pereira no tuvo opción frente al tercero, el garbanzo negro del encierro, un manso completamente deslucido. Pero salió el sexto, Cantarín, y cambió el panorama. El festejo cobró interés y nadie recordó el tedio pasado hasta entonces.

Tras aceptar sin más un puyazo, el toro mostró su clase en el último tercio. El diestro brasileño se lo llevó a terrenos de sol y allí lo toreó en redondo y por naturales. Construyó así una faena con argumento, aclamada por la solanera. Terminó con unas bernardinas, que dieron paso a una estocada trasera de efectos rápidos. Puso así a todos de acuerdo, se olvidaron de las penurias del festejo y le premiaron con dos generosas orejas y la consiguiente salida a hombros.

Quien mostró las mejores maneras manejando el capote y la muleta fue el ecuatoriano David Garzón. Torero con muy buena expresión ante sus dos toros, justos de raza. Ante el que abrió plaza, alargó en demasía su labor y mató de mala manera y estuvo a punto de escuchar el tercer aviso. Dibujó frente al cuarto las mejores series al natural de todo el festejo. Mató a ese cuarto de un bajonazo y cobró una oreja.

Por último, a Darío Domínguez todo le vino grande. Fue el menos destacado. El vallisoletano no encontró modo de acoplarse bien con tanto viento, aunque tuvo dos toros manejables, ante los que pudo y debió hacer más.

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