El veterano corredor pamplonés asegura que se renuncia a vivir algo de lo que la mayoría de los navarros están enamorados.
Comenzó a correr en el encierro hace treinta y un años. Habitual en el callejón de acceso a la plaza, destaca por su poderosa zancada a muy escasa distancia de las astas. “Por lógica -piensa Juan Pedro Lecuona, corredor desde 1989- toca vivir de manera extraña San Fermín, sabiendo que renunciamos a vivir algo del que la gran mayoría de navarros estamos enamorados”.