El novillero de Cintruénigo va a tener el próximo día 24 una oportunidad de oro para relanzar su profesión. Hará el paseíllo en Madrid, en la plaza más importante del mundo.
¿Qué sintió al recibir la noticia de su presentación en Las Ventas?
Imagínese, una alegría, una ilusión enorme, porque desde que empiezas en el mundo del toro sabes que la primera plaza del mundo es Madrid y, como todos, siempre sueñas con torear en ella. Ahora bien, no todos lo consiguen. Por otro lado, esta satisfacción va unida a un sentimiento de gran responsabilidad, porque va a ser una tarde muy importante, incluso decisiva.
¿Qué espera de una tarde tan importante, la de ese 24 de abril?
Que la gente salga de la plaza hablando de Javier Marín, diciendo que es un novillero que va a dar mucho de qué hablar.
¿Tiene en mente algún brindis especial?
Todavía no lo sé. Estas cosas surgen sobre la marcha, ya veré.
¿Estrenará traje de luces?
No. Vestiré de azul pavo y oro, un traje que me trae buenos recuerdos. Lo usé el año pasado, en Cintruénigo, ante mis paisanos y logré salir a hombros. Espero que la historia se repita.
Lidiará y estoqueará dos utreros de Los Rodeos. ¿Conforme con esta ganadería?
Sí, mucho. Yo quería torear en Madrid, independientemente del hierro. Pero ésta es una ganadería de la Unión de Criadores de Toros de Lidia de procedencia muy buena, formada con vacas y sementales de Jandilla en una línea y de Ybarra en otra. Tengo mucha fe en ella.
El hecho de tener que abrir plaza, ¿lo considera un hándicap?
No, no lo veo así. Si uno no sale entregado al cien por cien, da igual abrir plaza o no. Lo importante es darlo todo en el ruedo, vayas de primero, de segundo o de tercero. Y Madrid sabe apreciar la entrega.
¿Le quita el sueño el manejo del estoque, el que ha sido hasta ahora su punto débil?
No, para nada. Estoy dedicándole mucho tiempo tanto al estoque, como a la capa y la muleta. Entreno todos los días. Y lo estoy haciendo con Paco Ureña, Román y Pablo Simón. Además, cuando te obsesionas con algo, las cosas salen peor. Sé que todo saldrá bien en Las Ventas, que voy a tener la recompensa al intenso trabajo que he llevado a cabo a lo largo del invierno. Cuando te entregas, los resultados siempre llegan.
¿Cómo ha sido el camino hasta aquí?
La trayectoria de mi carrea ha sido de menos a más. Poco a poco, he ido adquiriendo más compromisos, sobre todo en plazas de Navarra. Ésta va a ser mi cuarta temporada con picadores y ha llegado el momento de Las Ventas, lo que conlleva una madurez.
A toro pasado, ¿ha merecido la pena?
Sí, sin duda. Verse anunciado en la plaza de Madrid lo compensa todo, no te cambias por nadie. Los malos ratos, los sinsabores, los disgustos quedan entonces al margen.
Y después de Madrid, ¿qué?
No he pensado demasiado qué va a ser de mí tras mi actuación en Madrid. Me gustaría seguir vistiéndome de torero porque es lo que me hace feliz. Y me encantaría que se me abriesen las puertas de ferias importantes y echar a rodar.
Así que, tras la cita de Las Ventas, ¿el próximo ‘puerto de primera’ será Pamplona?
Ojalá, me encantaría torear en Pamplona, como navarro que soy. Es otra plaza que me quita el sueño. Todo llegará.