De izda. a dcha., Juan Arellano, Pedro Magaña, Javier Antón, Antonio Goya, Javier Anguiano y Nabor Jiménez.
Torearon también tres vacas de la tierra varios aficionados prácticos de la ciudad ribera.
Organizado por el Club Taurino Gracurris de Corella, la plaza de toros de esta localidad ribera acogió el domingo pasado un tentadero, protagonizado por el novillero navarro Javier Antón, que lidió dos becerras de Mi Canastera, propiedad de su padre, Vicente Antón, conocido también como Chamaco de Ablitas.
La suerte de varas corrió a cargo del picador zaragozano Antonio Sopeña, que cumplió a la perfección su labor. Las dos eralas resultaron bravas en el peto y desarrollaron nobleza en la muleta.
Ante un nutrido grupo de aficionados, entre los que se encontraban Antonio Cueva, presidente del citado club taurino corellano, fundado el año pasado, el torero y empresario taurino Pepe Teruel, que estuvo muy pendiente de la evolución de los toreros, Antón aprovechó al máximo la buena condición de la materia prima. El joven murchantino realizó dos faenas largas y variadas, con sereno temple y con ese pellizco que caracteriza su toreo.
Después, les tocó el turno a los aficionados corellanos Javier Anguiano, Antonio Goya y Nabor Jiménez, que derrocharon voluntad e hicieron todo lo que pudieron ante tres becerras de la tierra.
La jornada concluyó con una comida de hermandad de los toreros y numerosos socios del Gracurris en una sociedad gastronómica corellana.
Festejos taurinos Pamplona, S. XIX