
El diestro navarro Javier Antón pasea en triunfo el rabo conseguido en Valle de la Pascua.
Salió a hombros junto a El Rubi, que indultó al bravo toro de Campolargo que le cayó en suerte. Fotografías del festejo.
Ganado: Cuatro toros de Juan Campolargo, bien presentados, bravos y nobles, de extraordinario juego, con el primero indultado.
Toreros: Manuel Medina ‘El Rubi’ (máximos trofeos simbólicos), Javier Antón (dos orejas y rabo), Manolo Zapata (ovación) y Carlos Manrique (silencio).
Lugar y fecha: Plaza portátil Enrique Finelli, en Valle de la Pascua (Venezuela). 8 de febrero.
Incidencias: Más de media plaza. Festejo de la Feria de la Virgen de la Candelaria. El Rubi y Antón salieron a hombros.
La volvió a liar. Como lo hizo hace dos años. En aquella ocasión, indultó un toro, también de Campolargo, y le cortó las dos orejas al segundo de su lote en el festejo que supuso su debut en América. El sábado pasado, le cortó el rabo al toro que le cayó en suerte, tras una faena repleta de entrega. Y ambos triunfos tuvieron por testigo el mismo escenario, el coso Enrique Finelli, el recordado creador de estas festividades taurinas vallepascuences, en el entorno del Parque Ferial ‘Emilio Arévalo Cedeño’.
Esta corrida de toros se celebró en el marco de la Feria en honor a Nuestra Virgen de La Candelaria, en la localidad llanera Valle de La Pascua, Municipio Leonardo Infante del Estado Guárico, en Venezuela, y supuso el regreso de los toros a esta localidad, después de un año sin actividad taurina.
Al matador de toros navarro le correspondió el segundo del festejo, un muy buen toro de Campolargo, que le permitió lucirse, torear a gusto, por ambos pitones y ejecutar pases del agrado del público. La faena conectó mucho con los tendidos, que, tras una estocada entera, arriba, perfecta de colocación, no dudaron en pedir el rabo y proclamarle de nuevo triunfador.
Según Jesús Ramírez ‘El Tato’, en su crónica publicada en Venezuelataurina.com.ve, “el español Javier Antón se enfrentó a otro bravo astado yaracuyano con el cual estuvo decidido en vibrante faena sobre la derecha e izquierda; despachó de estoconazo y recibió las dos orejas y rabo”.
Respecto a los otros matadores, a El Rubi, pese a sus lesiones de columna, se le vio recuperado y con mucho oficio. Zapata dejó buenos detalles y a Manrique se le vio mucha actitud. Ambos perdieron los trofeos por la espada.
El citado Jesús Ramírez los vio así: “Manuel Medina ‘El Rubi’ triunfó a cabalidad con un bravo toro; lo aprovechó de principio a fin con su valiente toreo, sobre ambas manos, en larga y variada labor. La petición de indulto fue unánime, por lo que la autoridad lo concedió, recorriendo el espada de Cagua la periferia entre ovaciones.
Manolo Zapata estuvo voluntarioso tras varios años sin vestir de luces, siendo ovacionado. El novillero español Carlos Manrique fue silenciado ante el desconocimiento demostrado para abrazar el triunfo”.
Terminado el festejo, y tras la buena respuesta de la afición, los rumores apuntaban a la celebración de más corridas de toros en diversas localidades del Estado de Guárico. De celebrarse, a Antón le aseguraron que contarían con él. Esos festejos serían una buena carta de presentación para torear más en España.
En este sentido, es de esperar que la Casa de Misericordia le contrate a Antón para la próxima Feria de San Fermín. Si el año pasado le dio una oportunidad al cirbonero Javier Marín, éste debe dársela al diestro de Murchante, al otro matador de toros navarro del actual escalafón.