Iván Fandiño junto a la ganadera Yolanda Azcona, rodeados ambos de numerosos aficionados. Fotografías: Sergio Moreno.
El diestro vizcaíno no había vuelto a torear desde los percances que sufrió en Úbeda y Zaragoza. Galería de imágenes.
Iván Fandiño reapareció el sábado pasado en los ruedos y lo hizo en la plaza de tientas olitense de Hermanas Azcona, donde tentó un par de buenas vacas. El diestro vizcaíno no había vuelto a torear desde los percances que sufrió en Úbeda y Zaragoza. Sin embargo, el sábado se decidió a coger de nuevo capote y muleta.
El matador de toros de Orduña vino a Navarra para recoger por la noche el premio al triunfador de la feria de Tafalla, pero aprovechó antes la tarde para probar la bravura de dos vacas marcadas con el hierro de Hermanas Azcona. Ambas cumplieron de sobra en el peto y fueron bien picadas por el varilarguero tudelano Juan Manuel Sangüesa. En la muleta, una tuvo más fuerza que la otra pero las dos atesoraron calidad, por lo que Fandiño pudo ejecutar ese elegante toreo que le caracteriza y que la ha llevado a los lugares más altos del toreo actual.
Según el propio torero, las sensaciones fueron buenas y, pese a no estar todavía al cien por cien de su capacidad física, comprobó que evoluciona correctamente de esas dos cornadas citadas; en la plaza jiennense, un toro de Partido de Resina le infirió el pasado 2 de octubre una cornada de quince centímetros con trayectoria ascendente en el muslo izquierdo; ocho días después, sufrió otra de similar extensión pero esta vez en el otro muslo, en el derecho, mientras toreaba en Zaragoza.
Festejos taurinos Pamplona, S. XIX