HERMOSO SE IMPONE A LA LLUVIA Y CORTA DOS OREJAS EN SALTILLO

El caballo Van Gogh fue uno de los destacados en Saltillo, junto a Viriato.

La plaza Armillita casi se llenó pese al agua caída y la situación de violencia vivida en la capital de Coahuila.

FICHA TÉCNICA:

Plaza: Armillita, en Saltillo (Coahuila).

Ganado: dos toros para rejones de Fernando de la Mora, segundo y cuarto, buenos, dos toros de Cabrera, tercero y quinto, y dos novillos del mismo hierro, primero y sexto.

Antonio Lomelín: palmas tras aviso y silencio tras aviso.

Pablo Hermoso de Mendoza: dos orejas y saludos desde el tercio.

Fermín Spínola: silencio y palmas.

Incidencias: Más de tres cuartos de plaza. Tarde lluviosa.

Aparte del triunfo logrado, Pablo Hermoso de Mendoza puso de manifiesto en Saltillo el sábado pasado la fuerza, el atractivo que continúa teniendo su figura, su toreo, ya que la plaza Armillita casi se llenó, superó los tres cuartos de entrada, pese a la lluvia, muy esperada porque no se había hecho presente durante los últimos dieciséis meses, y pese a la situación de violencia sufrida a lo largo de la semana en la capital de Coahuila.

En lo meramente taurino, el caballero navarro se aseguró la puerta grande frente al primero de su lote, tras una faena en la que el caballo Viriato fue el más destacado. La nueva montura cuajó su mejor tarde en México, templó las embestidas del bueno toro de De la Mora con galopes a dos pistas y dio todo un recital de clavar de frente, metiendo la cara entre los pitones y mostrando un valor temerario. Compartió el tercio de banderillas con Van Gogh, que dejó patente su clase y su facilidad para salir de la cara del toro. Con Pirata puso fin al trasteo con tres cortas sin respiro, un vibrante par a dos manos y con un rejonazo final, previo pinchazo, que redujo el premio a dos orejas.

Al cuarto del festejo le realizó otra gran faena, en la que destacó el templado toreo de costado de Chenel, pero, a la hora de matar, el estellés se encontró con un toro nada colaborador, pinchó en dos ocasiones y terminó con un metisaca. El jinete correspondió a la ovación saludando desde el tercio antes de salir por la puerta grande.

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