Alrededor de 16.000 personas acudieron a la plaza Nuevo Progreso para presenciar la actuación del caballero navarro.
Ganado: Dos toros para rejones de Fernando de la Mora, primero y cuarto, deslucidos, y cuatro de San Isidro, de juego desigual.
Toreros: Pablo Hermoso de Mendoza (división de opiniones y ovación), Fermín Rivera (división de opiniones y silencio) y Diego Silveti (vuelta tras aviso y silencio).
Lugar: plaza de toros Nuevo Progreso de Guadalajara, estado de Jalisco (México). 22-II.
Incidencias: Casi lleno. Tercer festejo de la segunda parte de la temporada.
Tras haber logrado cortar una oreja en San Luis Potosí y otra en Alpuyeca, Pablo Hermoso de Mendoza cerró el fin de semana con una tarde sin trofeos en Guadalajara. Posiblemente, lo mejor de este festejo, celebrado el domingo pasado, fue la entrada que se registró; la plaza casi se llenó –algo que no ocurría desde hacía mucho tiempo-, lo que significa que alrededor de dieciséis mil personas presenciaron la actuación del caballero navarro.
Abrió plaza un toro andarín, que no se paraba y que tampoco transmitía ni colaboraba, por lo que ni Chacmat de salida ni Duende en banderillas pudieron lucir. Los tendidos despertaron con la salida de Habanero, que conectó con sus piruetas, ajustadas al máximo. El estellés mantuvo el buen toro del trasteo con Pirata, en la colocación de las cortas y en el adorno del teléfono. Pero llegó la hora de matar y el jinete encontró hueso una y otra vez, hasta su desesperación y la del público. Por ello, se oyeron pitos, entremezclados con los aplausos.
El cuarto de la tarde, cornialto, tuvo más cuajo, pero no terminó de entregarse y echó la cara arriba en su embestida. Tras pararlo con Churumay, Disparate en banderillas gustó al público pero de manera intermitente, que era como el toro embestía. Pese a ello, hubo episodios de gran calado, sobre todo cuando ejecutó la hermosina, que provocó olés y vítores en los tendidos. Éstos continuaron con la actuación de Viriato, que pegó un auténtico arrimón con su toreo circular en mínimas distancias. Ya en el tercio final, sobre Pirata, el navarro se lució con las cortas y terminó con un rejonazo arriba que vino precedido de un pinchazo. Hubo petición de oreja pero el torero se tuvo que conformar con una ovación, a la que correspondió saludando desde el tercio.