Hermoso logró en Seybaplaya su tercera salida a hombros consecutiva.
Cortó tres orejas a dos toros de diferentes hierros y condiciones, uno de Carranco y otro de Pepe Garfias.
Ganado: Un toro de Carranco, segundo, con calidad, otro de Pepe Garfías, quinto, muy manso, ambos para rejones, y cuatro de Marcos Garfias para la lidia a pie, deslucidos.
Toreros: Uriel Moreno “El Zapata” (oreja y silencio tras aviso), Pablo Hermoso de Mendoza (dos orejas y oreja) y Alejandro Martínez Vértiz (silencio en ambos).
Lugar y fecha: plaza de toros portátil La Ronda en Seybaplaya, estado de Campeche (México). 28 de febrero.
Incidencias: Lleno de “no hay billetes”. El caballero navarro debutó en esa localidad y salió a hombros.
Pablo Hermoso de Mendoza toreó el sábado pasado en una localidad mexicana donde todavía no lo había hecho, en la portuaria Seybaplaya, en el estado de Campeche, cuya plaza de toros colgó el cartel de “no hay billetes”; es decir, unas 4.500 personas abarrotaron el coso para presenciar la actuación del torero navarro.
Y éste no les defraudó; todo lo contrario; consiguió tres orejas y salió a hombros. Un triunfo que aseguró frente al primero de su lote, un toro de Carranco que tuvo calidad pero al que le faltó un punto de transmisión. Tras recibirlo con la elegancia de Napoleón, con Duende lo llevó de costado para culminar con dos embroques de mucho aroma torero. Después, con Dalí llegó la emoción aunque el toro ya comenzaba a quedarse corto. Por ello, al final de la gran faena, con Pirata tuvo que pisar terrenos muy comprometidos tanto en la ejecución de las cortas como del rejón letal, un rejonazo certero que permitió la concesión de las dos orejas.
Y, aunque ya tenía la puerta grande asegurada, buscó ante el segundo de su lote rubricar otro magnífico trasteo. Sin embargo se encontró con un toro que fue un auténtico compendio de mansedumbre y malas ideas. Por ello, Chacmat, de salida, tuvo que sortear con habilidad los violentos y descompuestos arreones que pegaba el cuatreño. Éste, en banderillas, se venía al pecho de Disparate con el afán de hacer presa, pero el castaño supo mostrar su poderío y dominó la situación. Y ya en el tercio final, Pirata se la tuvo que jugar de verdad hasta darle sitio a su jinete para que terminase con un rejonazo fulminante, que hizo rodar a la alimaña y que prologó la concesión de la tercera oreja para el navarro.
Festejos taurinos Pamplona, S. XIX