HERMOSO DE MENDOZA CORTA DOS OREJAS EN DURANGO Y EJERCE DE PADRINO DE PETICIÓN DE MANO

Momento de la petición de mano en un tentido.

El navarro se acercó al tendido donde se encontraba la feliz pareja y le hizo entrega del anillo al novio para que éste efectuara la pedida.

Plaza: Alejandra, en Durango (Durango).

Ganado: dos toros para rejones de Fernando de la Mora, segundo y cuarto, de juego dispar, dos toros de D’Guadiana y dos novillos de este hierro, primero y sexto.

Antonio Lomelín: silencio y dos orejas.

Pablo Hermoso de Mendoza: silencio y dos orejas.

Arturo Macías “El Cejas”: dos orejas y dos orejas y rabo.

Incidencias: Lleno de “no hay billetes”. El ganadero de D’Guadiana salió a hombros junto a la terna.

A Pablo Hermoso de Mendoza le ha tocado asistir a numerosos actos sociales, tanto en Europa como en América. Pero jamás le había tocado ejercer en un ruedo de padrino de petición de mano. Sucedió el pasado viernes en la plaza Alejandra de Durango, que colgó el cartel de “no hay billetes”. Antes de salir el cuarto toro, el caballero navarro, no a pie sino ya a caballo, se acercó a un tendido, donde se encontraba la pareja de novios coprotagonista del festejo, y le hizo entrega del anillo de compromiso al novio para que éste llevara a cabo la pedida formal de mano. Caso único en la historia profesional del estellés y, posiblemente, también en la historia del toreo.

En lo meramente taurino, fue precisamente ante ese toro, llamado Don Jorge, segundo del lote del rejoneador, ante el que consiguió el triunfo. Sacó de salida a Garibaldi y se encontró con un ejemplar desconcertante; tan pronto embestía bien como se iba de la suerte o intentaba hacer presa. Pese a ello, en banderillas, Van Gogh y Dalí dejaron pinceladas de su gran clase. La faena se vino arriba en el tercio final, con la actuación de Pirata, que permitió a dueño lucirse y recrearse con banderillas cortas a una y dos manos, rodas, desplantes y un rejón letal al segundo intento. Dos orejas y nueva puerta grande para el navarro.

A su primero, lo paró de salida con Estella, con mucho temple. En banderillas, Manolete se lució con su toreo de costado y con sus piruetas, pero tuvo que luchar para sacar al toro de su querencia a tablas; algo similar le ocurrió a Ícaro, ante un toro que embestía a arreones. En el último tercio, brilló, como siempre, Pirata y permitió que el navarro acertase con la hoja de peral tras un pinchazo. El toro dobló pero el puntillero lo levantó, por lo que el jinete tuvo que descabellar, circunstancias que obligaron al público a guardar silencio.

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