HERMOSO CORTA OTRO RABO EN ÁVILA, EN EL MANO A MANO CON JIMÉNEZ

Hermoso logró en Navaluenga el cuarto rabo de su tempotada.

Hermoso logró en Navaluenga el cuarto rabo de su tempotada.

El caballero navarro lidió un buen lote de El Capea e invitó al ganadero, Pedro Gutiérrez Moya, a recibir una ovación.

Ganado: Tres toros para rejones –primero y quinto de San Mateo y tercero de Carmen Lorenzo, de muy buen juego, y tres de Montalvo para la lidia a pie, de comportamiento desigual.

Toreros: Pablo Hermoso de Mendoza (ovación, dos orejas y dos orejas y rabo) y César Jiménez (silencio, oreja y palmas).

Lugar y fecha: Plaza de toros de Navaluenga (Ávila). 9 de septiembre.

Incidencias: Casi lleno. El caballero navarro, que salió a hombros, invitó al ganadero Pedro Gutiérrez Moya, a recibir una ovación tras la muerte del primero.

Otro rabo más. Y van cuatro. El último lo consiguió el martes pasado en la plaza abulense de Navaluenga, en la que no había actuado desde hacía veintiún años y en la que toreó mano a mano con el matador de toros madrileño César Jiménez, afincado ahora en la citada localidad de Ávila.

El caballero navarro ya presentó sus credenciales frente al primero, Ignorado, de 505 kilos y de San Mateo, un extraordinario toro con el que bordó el toreo en banderillas, montando a Chenel. El castaño, con mucho temple, llevó al toro cosido a su cola durante más de una vuelta al ruedo. Fue tan brillante la actuación del veterano caballo, que, además de dos remates por los adentros, se atrevió a ejecutar la hermosina, exclusiva hasta ahora de Disparate. La pena fue que a la hora de matar, sobre Pirata, pinchó dos veces y descordó al toro al tercer intento, lo que redujo el premio a una ovación, pese a que la faena había sido de puerta grande.

Ésta la aseguró frente al tercero, un toro con mucho cuajo y bastantes kilos pero con movilidad, aunque más brusco y con menos temple que el que abrió plaza. Lo toreó con Churumay de salida, con Disparate, que hizo vibrar con la hermosina, y con Beluga y su osado toreo en redondo en banderillas, y con Pirata en el tercio final, con el que terminó con un rejonazo y un golpe de descabello. Dos orejas.

Y el torero estellés se superó a sí mismo frente al quinto, el más soso de su lote, por lo que el jinete tuvo que poner todo de su parte. Un trasteo que fue yendo a más, sobre todo con las piruetas de Habanero y con una soberana actuación de Pirata, que permitió a su dueño clavar cortas, a una y dos manos, un par de rosas y un rejón letal, del que el toro rodó sin puntilla. La alegría en los tendidos se desbordó, pidió los máximos trofeos y la presidencia no dudó en concederlos.

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