HERMOSO CORTA EN XICO EL CUARTO RABO DE SU CAMPAÑA MEXICANA

Hermoso de Mendoza sobre Unamuno en León, momentos antes de que el caballo sufriese una cornada.

Su caballo ‘Unamuno’ reapareció en los ruedos tras la cornada sufrida en la plaza de León.

FICHA TÉCNICA:

Plaza: Alberto Balderas, en Xico (Veracruz).

Ganado: dos toros para rejones de Los Encinos, segundo y quinto, y cuatro de San José.

Arturo Macías “El Cejas”: oreja y tres avisos.

Pablo Hermoso de Mendoza: oreja y dos orejas y rabo.

Antonio Romero: palmas y silencio.

Incidencias: Lleno. Reaparición en los ruedos del caballo Unamuno.

Pablo Hermoso de Mendoza consiguió el viernes pasado una nueva puerta grande en México –y van diecisiete- pero, posiblemente, lo más importante y reconfortante para él fue ver cómo volvía a torear su caballo Unamuno, que reapareció en la plaza de Xico, estado de Veracruz, después de la cornada sufrida en la de León.

Fue precisamente este caballo castaño el encargado de recibir al primero de lote del estellés, segundo de la noche, un encastado toro de Los Encinos, al que con sobriedad le recortó las embestidas y permitió al jinete dejar dos rejones de castigo de impecable manufactura. En banderillas, los veteranos Chenel e Ícaro ofrecieron sendos recitales, el primero de temple y el segundo de toreo en redondo de cercanías. Ambas monturas lograron que el público, que llenó la plaza, se entregase. La pena fue que, sobre Pirata, el caballero navarro se vio obligado a descabellar tras haber dejado un rejón. Pese a ello, aunque el triunfo fue menos, los tendidos le premiaron con una oreja.

Frente al quinto, llamado Morito, un bravo ejemplar del mismo hierro que el anterior, el alboroto que montó el torero a caballo fue similar. Primero, con Estella y seguidamente, en banderillas, con un gran Van Gogh y un no menos artista Dalí, que transmitió emoción y convirtió los tendidos en un hervidero. Otra vez sobre Pirata, se sucedieron tres cortas, un par a dos manos y diversos desplantes, que prologaron un rejonazo letal y la concesión de las dos orejas y el rabo. Hermoso de Mendoza se convirtió así en el primer rejoneador que obtenía los máximos trofeos en la historia de este pintoresco coso veracruzano.