FRANCISCO MARCO TOREA EN LODOSA CON LA MENTE PUESTA EN MÉXICO

Natural de Francisco Marco a la tercera erala de la fría mañana.

Natural de Francisco Marco a la tercera erala de la fría mañana.

El matador de toros navarro lidió dos buenas eralas de Ganadería de Pincha cuatro días antes de partir hacia tierras centroamericanas.

Las nieblas convirtieron en fría la mañana de ayer en la finca lodosana de El Ontanal. Su propietario, José Antonio Baigorri, había apartado cuatro vacas de Ganadería de Pincha, para ser tentadas por Francisco Marco y el novillero francés Adrien Salenc.

El frío se combatió en el palco de la placita de tientas con una potente estufa y con un ambiente taurino de lujo. En él se dieron cita, entre otros, Olivier Baratchart, director de la plaza de toros de Bayona, el matador de toros francés Rafael Cañada, Manolo de los Reyes, padre e hijo, el ganadero Enrique Domínguez, Santiago Campo, presidente del Club Taurino de Peralta, y Paco San Miguel, del taurino de San Adrián.

El ganadero José Antonio Baigorri, en el centro con gorra, entre los toreros que intervinieron en el tentadero.

El ganadero José Antonio Baigorri, en el centro con gorra, entre los toreros que intervinieron en el tentadero.

En el ruedo, Marco y Salenc estuvieron perfectamente auxiliados por el matador de toros cacereño Emilio de Justo y el subalterno tafallés Pablo Simón. La suerte de varas corrió a cargo del picador tudelano Juan Manuel Sangüesa, quien trabajó a fondo y cumplió con profesionalidad su labor. Actuaron de tapias el novillero ecuatoriano David Garzón y el navarro Juan José Luri, de San Adrián.

Respecto al ganado, las cuatro eralas acudieron de largo seis veces cada una al caballo. La más brava, en este sentido, fue la tercera, que galopó alegre y se empleó a fondo en el peto. En la muleta, las hubo de mayor o menor calidad, pero todas aceptaron con fijeza faenas muy largas, de más de un centenar de pases.

Marco, que el jueves viajará a México, donde toreará el 3 de diciembre, disfrutó frente a la primera, la de mayor clase, a la que realizó una faena variada, repleta de dominio, en la que lució repertorio con firmeza. Ante la tercera, más áspera, se tuvo que esforzar hasta dominarla a base de oficio.

Por su parte, el novillero Salenc, de la escuela de El Juli, mostró asimismo buenas maneras, sobre todo ante la cuarta, que acabó yendo a más y ante la que el francés pudo lucirse.

Para Marco fue un completo entrenamiento de cara a su cita en la Monumental de México, como lo fue tres días antes el que protagonizó en la finca estellesa Zaraputz, donde lidió dos novillos y una erala de Pablo Hermoso de Mendoza.

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