FALLECE EMILIO GARCÍA, CRÍTICO TAURINO DE DIARIO DE NAVARRA DURANTE 25 AÑOS

Emilio García San Miguel

Emilio García San Miguel, en la plaza de toros de Pamplona.

Aficionado práctico, llegó a torear cinco festivales e incluso se vistió de luces como sobresaliente.

Nos ha dejado. El mundo taurino navarro ha perdido a uno de sus principales pilares. Vivió siempre con el toro en la mente, bien como aficionado práctico bien como crítico taurino. Mientras la salud le acompañó, no desaprovechaba la ocasión de acudir a una marca de ganado bravo, a un tentadero… Siempre el toro, el toro bravo, el toro de lidia, el que le dio prestigio como persona. Y así llegaron los reconocimientos, de la afición navarra por un lado y del Club Taurino de Pamplona, su amado club, desde 2007, año en el que fue nombrado Socio de Honor –a la vez que su buen amigo el matador de toros Francisco Marco-, y es que tuvo carnet desde mayo de 1952, cuatro años después de fundarse esta entidad pamplonesa.

Emilio García San Miguel nació en Pamplona, en la calle Jarauta, el 6 de octubre de 1932. Hijo de Baldomero García, de Pamplona, y de Patricia San Miguel, de Uharte Arakil. Viudo de María Patrocinio Gurrea y padre de dos hijos, fue su padre quien le inculcó la afición taurina a él y a su único hermano, Martín, un año y un día menor. Estudió en las escuelas de San Francisco, hasta los 9 años, y en los Salesianos, después. Con 13 años empezó a trabajar en una droguería y estudiaba Contabilidad por la noche.

Hasta que, tras licenciarse del Servicio Militar, recaló en Casa Arrizabalaga, tienda de confección en la esquina entre las calles Estella y García Castañón, donde trabajó durante 16 años. Y de allí, a Casa Unzu, donde permaneció 25 más.

Derechazo de Emilio García en un tentadero.

Derechazo de Emilio García en un tentadero.

Faceta taurina

Desde niño sintió una gran afición por los toros y en sus años mozos toreó varios festivales, cinco de ellos en la plaza de Pamplona. También toreó bastante como aficionado práctico en el campo, tanto en tentaderos como en fiestas camperas. Como torero, estoqueó once becerros e incluso llegó a vestir de luces como sobresaliente de algún novillero.

En este sentido, fue el ‘alma mater’ de la llamada ‘Comanchada’, formada por un grupo de chavales navarros (Zúñiga, Romerito, Ramón Monasterio, Javier Salinas, José Goñi ‘Pinares’, Urtasun, José María San Miguel y Martín, su único hermano, entre otros) que tenían la misma afición: el toreo. En 20006, recogió en un libro la historia de este grupo, obra que firmó con el nombre de ‘Fermintxo’.

Labores informativas

En su faceta periodística, Emilio fue el crítico taurino de Diario de Navarra desde el año 1974 hasta 1999. Durante estos 25 años se encargó de escribir las crónicas de todos los festejos celebrados en las plazas navarras, especialmente los de la Feria de San Fermín y, en momentos puntuales, fue enviado por el periódico a otras plazas, como las de Madrid y Sevilla, cuando toreaban diestros navarros.

Comenzó a escribir sobre toros en 1971 en el semanal ‘Norte Deportivo’, que publicaba Diario de Navarra, y tres años después pasó a ocupar como titular la tribuna taurina de este periódico. Aunque se jubiló en 1999, mantuvo viva su afición y el contacto con el mundo taurino, y continuó escribiendo artículos para revistas y publicaciones taurinas.

Desde entonces, además de participar activamente en el club taurino, todos los días, sin dejar uno, de lunes a viernes, acudía a la tertulia taurina del Bar Picasso, en San Juan.

A partir de ahora, participarás en esa tertulia celestial junto con tus estimados Romerito, Zúñiga, Goñi… y tantos y tantos aficionados que siempre te apreciaron, como taurino y como persona. Hasta siempre amigo. Tus consejos siempre me sirvieron, tu pérdida tardará mucho en dejar de dolerme. Brindo al cielo por ti.

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