FALLECE EL TORERO GRANADINO MANUEL CARRA, A LOS 76 AÑOS DE EDAD

Manuel Carra en su época de matador de toros.

Manuel Carra en su época de matador de toros.

En 1960, siendo todavía novillero, sufrió en Pamplona una cornada de diez centímetros, de pronóstico grave, en el muslo izquierdo.

Manuel Carra, matador de toros de Granada, falleció ayer en esta ciudad a los 76 años de edad, tras una larga enfermedad. Nacido en la localidad de Castril de la Peña el 5 de diciembre de 1938, su primera incursión en el toreo fue en Barcelona cuando salió de espontáneo a un espectáculo cómico en La Monumental.

Manuel Carra Gozó de un importante cartel en su etapa de novillero en la que toreó en las plazas más relevantes del país, hasta que el 1 de septiembre de 1960 tomó la alternativa en la plaza de toros de Las Ventas, con Antoñete de padrino y Dámaso Gómez de testigo. Esa corrida se celebró en honor a los clubes de fútbol del Peñarol y Real Madrid, al disputar ambos equipos la Copa Intercontinental. Aquella tarde Manuel Carra le brindó un toro al presidente del Real Madrid, Santiago Bernabéu.

Las cogidas fueron una constante en su trayectoria; las más graves las sufrió en Granada y en Lloret de Mar. Terminaron por apartarle de los ruedos en 1970, año en el que toreó por última vez en Barcelona, en una tarde en la que hizo el paseíllo con Enrique Patón, Ricardo de Fabra y Santiago López para lidiar dos toros de Los Campillones y seis de Herederos de José Cebada Gago.

Posteriormente vistió de seda y plata, pues ingresó en las filas de los banderilleros. Una vez retirado de los ruedos, se dedicó a los negocios. Fue empresario taurino en Baza, Vélez-Málaga y en otras plazas, y también asesor en la plaza de la capital granadina.

Herido en Pamplona

En la capital de Navarra debutó el 13 de julio de 1960, en una novillada picada en la que alternó con Rafael de Paula y Torcu Varón, que lograron dar sendas vueltas al ruedo. Se lidiaron seis novillos de Pepe Luis Vázquez -debut ganadero-, que resultaron duros y peligrosos, difíciles.

Bajo una plaza llena, salió decidido a hacer faena y al empezar a torear al natural fue cogido y pasó a la enfermería; sufrió una cornada de diez centímetros en el muslo izquierdo, de pronóstico grave pero de la que se repuso con el tiempo.

Regresó a Pamplona, ya como matador de toros, en 1966, el 15 de mayo, en un festejo al que asistió menos de un tercio del aforo de la plaza. Compartió cartel con El Inclusero, que cortó una oreja y soportó una bronca, y El Monaguillo, que aguantó otra y se fue de vacío. Se lidiaron seis ejemplares de Manuel Navarro (Hidalgo Rincón), que fueron toros toros, que pelearon bravamente en los caballos pero que llegaron al último tercio quedados y con sentido. No tuvo suerte con su lote pero, pese a ello, fue ovacionado en sus dos intervenciones, en la que acabó siendo su última tarde en la plaza de Pamplona.

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