FALLECE EL DIESTRO GABRIEL DE LA HABA ‘ZURITO’ A LOS 79 AÑOS

Gabriel de la Haba fue homenajeado en Córdoba cuando se cumplieron 40 años de su alternativa.

Quien formó parte del cartel inaugural del coso de Los Califas, toreó en Pamplona, dos tardes, Tudela y Tafalla.

El torero cordobés Gabriel de la Haba Vargas “Zurito” ha muerto en Córdoba este Martes Santo a los 79 años a consecuencia de una grave enfermedad que arrastraba desde hace dos años. Nacido en Córdoba el 14 de septiembre de 1945, Zurito era hijo del matador de toros Antonio de la Haba Torreras ‘Zurito’ y nieto de Manuel de la Haba Bejarano ‘Zurito’, que dio nombre a toda una dinastía.

Debutó con caballos el 12 de septiembre de 1961 en Cardeña, después de torear 32 novilladas. Tres años después se doctoraba en la plaza de toros de Valencia el 24 de mayo de 1964 de manos de Miguel Baéz ‘El Litri’ y con Joselito Huertas como testigo de ceremonia y toros de Manuel Arranz. Una alternativa triunfal que saldó con tres orejas.

Al año siguiente confirmó su alternativa en Las Ventas el 19 de mayo de 1965, ejerciendo Joaquín Bernadó como padrino y Jaime Ostos como testigo para lidiar toros de Manuel Sánchez Cobaleda. Durante su trayectoria sufrió diversos percances que le apartaban de los ruedos, lo que hizo mella en el número de contrataciones.

Se retiró de los ruedos en la temporada de 1970 pero después toreó numerosos festivales. En 2004 el coso de Los Califas, en cuya inauguración formó parte del cartel, le rindió un sentido homenaje con motivo de los cuarenta años de su alternativa en el que le acompañó Manuel Benítez ‘El Cordobés’.

En Navarra

Debutó en Pamplona el 12 de julio de 1964, en una tarde en la que alternó con Curro Girón (dos orejas y división de opiniones) y El Caracol (oreja y palmas). Se lidiaron seis toros de Juan Pedro Domecq, cómodos y escasos de cabeza, con casta, bravura y acometividad, suaves en la muleta, pero con poca apariencia de toros; fue una gran corrida con aspecto de maravillosa novillada. No descubrió nada notable, ni con la capa ni con la muleta. Se le vio como un torero muy corto, que no lidió y apenas pudo con los toros. Por el contrario, mató con decisión. A su primero, de una entera algo delantera y tres descabellos; palmitas. Al sexto lo toreó con poca alegría y mucha voluntad; terminó con una ladeada y un descabello; se le concedió una oreja, muy protestada.

Al día siguiente, 13 de julio, en la última corrida de la feria, hizo el paseíllo con Litri (oreja y saludos) y Andrés Vázquez (división de opiniones y dos orejas). Se lidiaron seis toros de Fermín Bohórquez, que, sin ser un corridón, estuvieron bien presentados y tuvieron casta; cómodos de pitones, fueron desiguales en cuanto a resultado. Dio la sensación de estar verde pues apenas pudo con los toros, de faltarle bastante para ser un maestro. A su primero no le sacó nada en limpio; le realizó un trasteo ineficaz y sufrió una cogida aparatosa; lo mató de media estocada delantera y un descabello; sonaron aplausos a la voluntad. Dudó excesivamente ante el sexto y último de la feria; dejó media estocada algo tendida y descabelló al quinto intento; hubo división de opiniones. Le vino grande la corrida.

Ese mismo año, toreó en la plaza de Tudela. Fue el 25 de julio. Toreó con Pedrés (saludos y oreja) y Manuel Benítez ‘El Cordobés’ (oreja que rechazó y saludos). Se lidiaron seis toros de Palha, una corrida pequeña, terciada, cómoda de defensas y muy suave para los toreros; corrida a la moda, con novillos bien criados, bonitos de lámina, pero nada más. Alguno demostró casta y los más, mansedumbre. Hizo una faena apañadita, toreando bien, que remató de una buena estocada. Su primer enemigo llegó suave y bueno al último tercio. Lo toreó con las dos manos, con poco mando y la faena resultó deslucida y triste, quizá por la falta de confianza del torero. Con el estoque se puso pesado. Metisaca, dos medias, descabello al cuarto golpe de verduguillo. Mientras tanto, recibió un aviso. Pitos. Frene al sexto, empezó la faena con dos pases sentado en el estribo para ligar enseguida cuatro naturales bien templados. Redondos y por alto, y más naturales toreando con finura. Mató de una estocada en lo alto y descabelló al primer intento. Oreja.

Dos temporadas después, en 1966, hizo el paseíllo en Tafalla, el 15 de agosto, con Curro Girón (oreja y saludos) y Manuel Carra (palmas y vuelta). Se lidiaron seis toros de Arturo Sánchez, con mucha romana, cómodos de cabeza, reacios a los caballos y francos y nobles en la muleta. Fue el que más en línea de torero estuvo. Molestado por el fuerte viento, dibujó derechazos muy meritorios. Con la izquierda, también toreó muy bien a sus dos enemigos, llegando en muchos momentos a entusiasmar a los espectadores. Muy merecida la oreja que se le concedió de su primero, al que liquidó de un pinchazo y una buena estocada, como inmerecida la que cortó del que cerró plaza, al que asestó una puñalada vil. En cualquier caso, fue su última actuación en Navarra.

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