ENTRE FIGURAS, VIEJOS ROCKEROS Y NAVARROS MARGINADOS. OPINIÓN

La plaza de toros de Pamplona durante un festejo.

La plaza de toros de Pamplona durante un festejo.

La quincuagésima sexta Feria del Toro ya tiene nombres y apellidos. Con cierto retraso respecto a otros años y a tan sólo treinta y dos días para el chupinazo (a uno menos para la celebración del primer festejo del abono sanferminero), la comisión taurina de la Casa de Misericordia de Pamplona dio a conocer los carteles.

Y es que este año ha tenido que tocar muchas teclas para la contratación de mano de obra y, entre los ya contratados, ha movido bastantes fichas. El resultado es un ciclo atractivo, compensado, que no se libra de bastantes peros.

Están todas las figuras que quieren venir a Pamplona, o casi todas; la comisión taurina ya no cuenta, por ejemplo, con El Fandi, el que ha encabezado muchos de los últimos años el escalafón y el que, según las propias palabras de la empresa hace pocos años, “podía levantar una tarde”. Por otro lado, ha recuperado veteranos nombres de diestros que han destacado en Sevilla y en Madrid, como Finito de Córdoba –quién si no podía abrirle la tarde a El Juli-, Miguel Abellán –tras su épica tarde en Las Ventas- y Uceda Leal, que cortó una oreja de peso en la citada plaza madrileña. Lo cierto es que estos viejos rockeros pueden despertar interés entre los aficionados pero muy escaso entre el gran público.

Asimismo y al margen de las ausencias ya consabidas de Tomás, Ponce, Morante y Manzanares, que forman un grandísimo vacío, la empresa ha contratado para dos tardes a quienes abrieron la puerta grande el año pasado; justo criterio que se debería mantener en todas las plazas principales. Así, Padilla, Fandiño y Mora –David- harán dos paseíllos.

Respecto al resto de las figuras, están prácticamente todas: Perera, el gran triunfador de San Isidro, con el que empresa y apoderado negociaron una segunda tarde, El Juli –a sólo una tarde e imponiendo ganadería-,Talavante, Castella y, quizá un peldaño por debajo, Jiménez Fortes. Además, la empresa destacó ayer su apuesta por toreros emergentes, entre los que pueden englobarse Juan del Álamo –magníficamente tratado al entrar en el cartel de Victoriano del Río-, Manuel Escribano, Esaú Fernández, Alberto Aguilar y Paulita, que será el único diestro que debutará este año en la capital navarra.

Sin embargo –capítulo de ausencias-, faltan otros igual de emergentes, como Antonio Nazaré y López Simón. Y, sobre todo, los nombres de dos diestros de grandísimo futuro. Por un lado, Joselito Adame. No se entiende cómo un matador de toros contratado tres tardes en Las Ventas, no tenga un hueco en Pamplona; lo que ocurre es que no se puede ofrecer a quien ya es figura del toreo, como ha hecho la empresa, las tardes de Dolores o de Adolfo; el mexicano merecía una cartel de más tronío y, lógicamente, sus representantes no han tragado. Y tampoco ha habido acuerdo, aunque sí diálogo, con la poderosa Casa Chopera y, finalmente, el murciano Paco Ureña, una de las gratas revelaciones de la pasada y actual temporada, tampoco podrá debutar este año en la Feria del Toro. Y sorprende del mismo modo, cómo no, que tampoco aparezca el nombre de otro murciano, especializado en tragos miureños, el de Rafaelillo, algo que parecía seguro. Y siguiendo con las ausencias, llama la atención la ausencia de uno de los dos representados por Simón Casas, un sevillano que también cuenta entre las figuras del toreo: Daniel Luque. Incluso, si me fuerzan, y aunque no está en su mejor momento, bien podría haber entrado en el cartel de los adolfos otro sevillano, éste de Salteras, Manuel Jesús “El Cid”, de poderosa muleta y muy rodado en estas duras lides.

Pese a todo ello, no hay una tarde que carezca de atractivo. En todas, en cada una, aparece un nombre de interés. En la temida de Adolfo Martín, incluso, aparece el de Diego Urdiales, que le da peso e importancia a ese cartel.

Lo más negativo de la feria, sin duda, viene dado en el capítulo de toreros navarros. Esta tierra cuenta en la actualidad con dos matadores de toros: Francisco Marco y Javier Antón. Ni rastro de este último, de este joven murchantino al que la empresa le debía haber hecho un hueco. Y en relación a Marco, el trato que ha recibido deja mucho que desear, es completamente injusto. El espada estellés rozó la puerta grande el año pasado; le cortó una oreja a su primero y dio la vuelta al ruedo tras despachar al segundo de su lote, ambos de Torrestrella. Por tanto, la empresa debía, no vamos a decir que ponerlo dos tardes, pero sí incluirlo con una ganadería de más garantías o, por lo menos, en la misma que el año pasado. Pero… a veces parece que ser navarro supone un hándicap más que una ventaja; todo lo contrario de lo que ocurre en Santander, donde Marco es incluido siempre en un cartel de figuras (sirva como ejemplo que allí tomó la alternativa, con Curro Romero de padrino y José Tomás de testigo, casi nada).

Y qué decir de los novilleros navarros, del pamplonés Francisco Expósito y del cirbonero Javier Marín. Deseosos de torear en la principal plaza de su tierra, de esa gran oportunidad, no han contado con ellos. La empresa se justifica en que sólo hay una novillada y en ella deben torear los novilleros punteros. Sin embargo, ya no al aficionado navarro, sino al público de esta comunidad le dicen mucho más estos nombres que los de Borja Jiménez y Francisco José Espada, quienes, dicho sea de paso y en honor a la verdad, han triunfado en Sevilla y en Madrid, respectivamente. Posada de Maravillas repite tras su triunfo del año pasado: quizá es justo también, pero ya que sólo hay una novillada… mejor nombres nuevos y mucho mejor, navarros.

Como ocurre con el rejoneo. Aparecen los nombres de los dos caballeros navarros del momento, ambos figuras, en distinta escala: Hermoso de Mendoza y Armendáriz. Y el de otra, Galán, que vuelto a dar un golpe en la mesa de ese escalafón con su rotundo triunfo en Las Ventas. Es el mismo cartel de las tres últimas ferias, pero es que sólo hay una corrida de rejones, sí, aunque, en este caso, con dos navarros.

Con mayores o menores méritos, con mejores o peores tratos, ojalá que a todos ellos, a todos les respete el toro y tengan, si no triunfos, dignas actuaciones. De este modo, el 15 de julio, ya a toro pasado, podremos hablar de una gran feria, como es, como debe ser la de Pamplona. Quizá es mucho soñar pero por pedir que no quede.

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