EL ÚLTIMO ENCIERRO CON NOVILLOS DE ESTELLA, LARGO Y SIN INCIDENTES

Un momento del encierro de Estella con novillos. Fotografía: Montxo A. G.

Pablo Hermoso de Mendoza, que fue un corredor más, se mostró más partidario de los tradicionales encierros con vacas.

Una carrera larga pero sin incidentes despidió ayer los novillos de las fiestas de Estella, aunque con el interés de que vuelvan el próximo año. El encierro de los cinco erales y utreros de 500 kilos se reservó para el encierrillo y encierro de la tarde, tras el par anterior celebrado el martes por la mañana y que se saldó con un herido por asta. Pero ayer tan solo hubo que atender a una persona que se mareó dentro del recorrido en el tramo de la plaza Santiago, a lo que pudo contribuir las altas temperaturas ya que el termómetro marcaba 30 grados a las 20.30 horas.

Hubo que esperar para ver la primera carrera desde la plaza de toros hasta los corrales de Ruiz de Alda. La demora de casi diez minutos se debió a dos motivos: un manso se lesionó antes de la salida y la presidenta de los festejos taurinos del día, la regionalista María Echávarri, y su compañero de grupo Javier López, acompañados de Policía Foral y Municipal, realizaron un exhaustivo reconocimiento de los casi mil metros de recorrido.

“La gente no acaba de concienciarse de que esto son casi toros y sale despreocupadamente como si fueran las vacas. Pero en este encierro no tienen cabida las bromas ni los que no están condiciones de correr”, lo justificó el presidente del club taurino, Lorenzo Gómez de Segura Echarri. Al menos hay un dato para el optimismo, ayer no hubo ni rastro de barreras de plástico.

Entre 5 y 9 minutos

En la primera carrera, la de las ocho y media de la tarde, la manada bajó agrupada, con los novillos abriendo cabeza. El primer cohete se oía a los cinco minutos y el segundo sesenta segundos después por la tozudez de un manso que no quería entrar en los corrales.

En la segunda, con un nuevo reconocimiento de policía y autoridades municipales, el encierro en dirección a la plaza de toros discurría con rapidez hasta llegar al ecuador de la carrera en la plaza Santiago en 1,46 minutos.

Fue entonces cuando, mientras los cuatro novillos continuaban rápidos la carrera, esta vez precedidos por tres mansos hacia Yerri, otro se quedaba rezagado. Y solo en la plaza, comenzó a derrotar a derecha e izquierda, metiéndose en los soportales donde mucha gente se coloca sin protección para ver la carrera.

Finalmente, aunque a trompicones, los corredores lograron enfilarlo hacia Yerri mientras sonaba el primer cohete a los cuatro minutos. Pero el manso se quedó clavado en la puerta del coso sin querer entrar hasta que los pastores lograron introducirlo. El segundo estallido llegaba a los 9,20 minutos.

Entre los corredores se encontraba el rejoneador estellés Pablo Hermoso de Mendoza,  que reconocía ser más aficionado a las vaquillas. “Con ellas puede participar todo el mundo mientras que con novillos ves menos corredores, se vive una tensión diferente”. En cambio a Eloy Ordoqui Irazoqui, de Lesaka, le costaba decidirse. “Cada cual tiene su gracia, aunque con los novillos el encierro es más limpio y vistoso”, comentaba.

Una información de M. M. para Diario de Navarra.

 

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