Las reses bravas de Juan José Laparte, de Marcilla, ha galopado en manada y han cubierto el recorrido en 55 segundos. Fotografías: Caso y Buxens.
El tercer encierro del Pilón se saldó con un trasladado y otro atendido por contusiones leves. La carrera fue rápida y la afluencia de corredores fue mayor que la de los dos encierros anteriores. Tras la locura por la ladera del segundo encierro, las reses de Juan José Laparte, ganadería de Marcilla, protagonizaron una bajada agrupada y que dejó grandes carreras de los mozos.
El trasladado, un conocido corredor de Falces, presentó un golpe en la cabeza tras golpearse con la pared de piedra de la última bajada. El mozo era uno de los mejor posicionados delante de las astas, aguantó delante, pero cuando se fue a apartar arrojándose al suelo se golpeó la cabeza. La contusión facial no presentó grandes consecuencias a priori, pero fue trasladado igualmente al Hospital Universitario de Navarra.
La responsable de DYA, Adriana Autor, analizó el primer traslado de los encierros de este año: “Hemos tenido el primer traslado de 2024, aparentemente no se le ve nada, pero va por control a Pamplona a hacerse una placa y esperemos que vuelva pronto. El otro atendido ha tenido contusiones y rasguños habituales del Pilón”.
Este tercer encierro ha sido el que menos atendidos ha tenido hasta ahora. “La carrera es la carrera y por el golpe contra la piedra vamos a evitar que tenga daños mayores”, añadió Autor. El mozo no pudo levantarse por su propio pie debido al mareo tras el impacto y tuvo que ser llevado en camilla hasta la carpa de la atención sanitaria de DYA. Además, prácticamente en el mismo punto en el que el trasladado tuvo el golpe, dos mozos cayeron al suelo antes de que llegasen las vacas y quedaron en medio de la cuesta. Afortunadamente, las reses no hicieron ademán por ellos y los sortearon por encima.
Las vacas, todas de pelaje colorado, también trompicaron a un mozo con el lomo y le hicieron caer quedando en la parte izquierda de la cuesta. No hicieron ningún amago de salirse del recorrido y los corredores fueron guiando a las reses hasta los corrales.
El corredor catalán Martí Davins Regués, de 18 años volvió a correr un día más. “Mejor que ayer, que había muchos nervios porque no bajaban las vacas y fue raro”. Junto con él, Arnau Sule Arévalo, de 19 años, otro de los habituales este año en los encierros del Pilón. “Tradicionalmente en nuestro pueblo sacaban vacas, luego las quitaron y como nos gusta tanto este mundillo, conocimos este encierro. Dormimos aquí todas las fiestas y vamos a correr todos los días. Este pueblo es muy bonito y esto es único. Esperamos venir muchos años más”, declaró.
Información de Álvaro Huarte, publicada en diariodenavarra.es