Un momento del primer encierro matutinto de Estella. Fotografía: Montxo A.G.
Carreras sin incidencias y con un cambio en el sistema, que llevó a no escuchar bien las señales de inicio y fin.
Cohetes menos sonoros hasta el punto de que siembran dudas sobre los tiempos de inicio y fin del encierro. Esta sensación, comentada ayer entre quienes presenciaban desde el vallado los primeros recorridos matutinos ante las vacas o los vivían desde dentro como corredores, no responde a la imaginación de unos y otros sino a un cambio en los materiales empleados para emitir las señales acústicas que marcan el primer y el último compás de cada cita taurina.
Encierrillo y encierro de la mañana del sábado discurrieron rápidos, limpios con una duración en torno a los 3 minutos habituales cuando en las carreras de fiestas de Estella no se ponen obstáculos que vuelven a las reses en su avance.
Lo hicieron también sin heridos de relevancia más allá de atenciones por contusiones o cortes. Sí destacó en ellos -y se acusó más en el de las 9- que, como ya había ocurrido en el vespertino de la víspera, costó tener claro esos momentos de partida y llegada.
La explicación llegaba poco después, terminadas ya las vaquillas que devolvieron a la plaza una de sus mejores imágenes con un aforo casi al completo, a través del jefe de la Policía Municipal, Miguel Ángel Remírez. Los cohetes se oyen con menos volumen porque su grosor es inferior al de años anteriores, cuando se elevaban a 400 metros de altura una vez lanzados en una trayectoria que culminaba en un aviso claro escuchado sin dudas en toda la ciudad. Un cambio en la ley que regula los espectáculos que requieren el empleo de material pirotécnico está detrás.
Para manipular este tipo de cohetes se exige ahora un experto, una persona con la cualificación técnica para ello de la que no disponen los recursos municipales. De ahí que se haya optado por rebajar el tamaño e incorporar un material permitido de forma que se puedan seguir lanzando como hasta ahora, es decir, accionados mediante un sistema eléctrico desde la Policía Municipal tras ser montados en el patio interior del Ayuntamiento.
Los 100 primeros euros
Por lo demás, una mañana soleada pero fresca que llenó la plaza bajo la presidencia del concejal socialista Ignacio Sanz de Galdeano. Las seis vacas de la ganadería Macua, de Larraga, contaron como reclamo con el habitual premio de 100 euros al mejor recortador que concede cada mañana el Club Taurino Estellés y que ayer recayó en Eneko Zubiría. El suyo es el primero de los que se entregarán a lo largo de todas las fiestas, suelta a suelta durante las siete mañanas.
Al menos esa es la intención también este año aunque, como señalaba el presidente del Club Taurino, Juan José Crespo, la escasa ayuda municipal al club, 480 euros, complica cada vez más mantener este tipo de iniciativas.
Por lo demás, ni encierros ni suelta posterior registraron heridos de consideración. Aunque se realizaron atenciones, ninguna de ellas de carácter grave ni causadas por asta y sin requerir en ningún caso traslado al Hospital García Orcoyen. Los datos concretos apuntados por DYA concluida la suelta de vaquillas constatan cuatro atenciones en las carreras ante las reses, de los que una se debió a un corte en la mano y las otras tres a contusiones.
Ya en la plaza de toros, se requirió su intervención ante un traumatismo craneoencefálico de uno de los mozos que recortaban y que no necesitó tampoco traslado.
Información de M. P. Amo para Diario de Navarra. Fotografías: Montxo A. G.
Festejos taurinos Pamplona, S. XIX