José Ignacio Ramos, Morenito de Aranda, Mariano Jiménez, Javier Marín, David Luquillano y Sergio Marín.
Intervino en un festival benéfico y alcanzó el triunfo tras sufrir una gran paliza y rotura del tabique nasal por el novillo que le cayó en suerte.
El novillero navarro Javier Marín alcanzó el sábado pasado un gran triunfo en la plaza burgalesa de Roa de Duero, donde se celebró un festival sin picar a beneficio de la ermita de San Roque. Hizo el paseíllo con los matadores de toros David Luguillano, Mariano Jiménez, José Ignacio Ramos, Morenito de Aranda y Sergio Marín. Cada uno de ellos cortó las dos orejas del novillo que les cayó en suerte.
Se lidiaron erales, por este orden, de El Collado, Adelaida Rodríguez, El Boyeril, Navalrosal, Antonio Boyano y El Cahoso, que ofrecieron buen juego en líneas generales.
Al joven de Cintruénigo le correspondió el sexto, el que cerró plaza. Conocedor de que habían triunfado todos sus compañeros de cartel, salió a por todas. Prueba de ello es que, muy en novillero, lo recibió con cinco largas cambiadas, a las que siguió una mecida tanda de verónicas.
Ya con la muleta, comenzó de rodillas, con la diestra; de esta forma, ejecutó media docena de muletazos. Ya de pie, continuó toreando sobre todo por el pitón derecho, con limpieza y temple, siempre muy firme y decidido, tanto que el novillo terminó alcanzándole y le pegó una espectacular voltereta, sin mayores consecuencias.
Marín prosiguió la faena como si nada hubiera pasado, ante un público volcado con el navarro. Entró a matar, dejó media estocada, el eral le volvió a alcanzar y le propinó una gran paliza. Con la cara ensangrentada por rotura del tabique nasal, se levantó de la arena, ordenó que todos se retirasen del ruedo y vio cómo doblaba el novillo. El público, entregado, pidió el rabo para el cirbonero y el palco lo concedió. Máximos trofeos que le proclamaron triunfador del festejo.
Festejos taurinos Pamplona, S. XIX