EL JULI OFRECIÓ UNA CLASE DE TOREO DE SALÓN A 300 NIÑOS PAMPLONESES

Un momento de la clase de toreo de salón en la plaza de Pamplona.

Una niña de 4 años se pegó a una de las piernas del diestro y, vergonzosa, le pidió un beso, que le fue concedido.

Aprovechando su estancia en Pamplona, El Juli ofreció ayer a las 11.30 horas en la plaza de toros una clase de toreo de salón para niños, consistente en enseñar a estos las técnicas del toreo.

Cuando entró en el ruedo y se dirigió a ellos, el silencio se hizo en la plaza. Unos 300 niños miraban, sin apenas parpadear, al maestro, como ellos le llamaban. El diestro pidió que cogieran sus capotes y se acercaran. “Para dibujar una verónica, el capote hay que cogerlo con ambas manos, adelantarlo un poco y citar al toro para llevarlo a la izquierda o a la derecha”, explicó el diestro y rápidamente los niños le imitaron.

Tras las verónicas, llegó el turno de las chicuelinas, que consiste en agarrar el capote con ambas manos y ponerlo a la altura del pecho para citar al toro. Los niños lo hicieron mientras el algunos se ponían delante del torero y le preguntaban qué tal lo hacían. “Muy bien”, respondía él.

Llegó el turno de coger la muleta y aprender a entrar a matar al toro. Cambiaron el capote por la muleta para volver junto a su profesor. Les enseñó a ejecutar naturales y también derechazos.

En ese momento Aroa Guisado Villar, pamplonesa de 4 años, corrió hacia el diestro y se pegó a una de sus piernas.El torero le miró y le preguntó qué quería. Vergonzosa, le pidió un beso y él se lo concedió. “Es mi torero favorito y quería darle un beso”, confesó.

Después de la clase de cuarenta minutos, el profesor respondió a las dudas de los alumnos, se fotografió con ellos y les firmó autógrafos.

Todos los niños coincidieron en que era un profesor ‘diez’ y prefirieron esta clase a las del colegio. Ayer todos quisieron ser toreros, como su ídolo, el maestro.

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