EL DIESTRO RAÚL VELASCO MATÓ UN TORO DE GANADERÍA DE PINCHA EN LODOSA

José Antonio Baigorri tentó una vaca a campo abierto, mediante acoso y derribo

La finca El Ontanal, que el ganadero navarro José Antonio Baigorri tiene en Lodosa, vivió recientemente una intensa jornada campera con un tentadero a campo abierto y la lidia y muerte de un toro en su plaza de tientas por parte del matador madrileño Raúl Velasco.

El primaveral día comenzó con la tienta a campo abierto de una vaca de Ganadería de Pincha, de procedencia Marqués de Domecq, mediante la suerte de acoso y derribo, y ante la presencia de un casi un centenar de aficionados.

Esta suerte se realiza a caballo en un corredor en cuyo extremo, a contraquerencia, se sitúa el picador. Quienes acosan son dos jinetes que forman collera. El propio ganadero actuó de garrochista y su mayoral, Francisco Hidalgo “Francisquito”, de amparador. La suerte de varas corrió cargo del buen hacer del picador tudelano Juan Manuel Sangüesa. Tras un par de carreras, para que la vaca templase su galope, sintió la garrocha, que la desequilibró y le hizo caer.

Lo cierto es que la erala tuvo mucha fijeza en el peto y entró cinco veces al caballo desde muy lejos, desde unos treinta metros de distancia, por lo que aprobó la prueba con nota alta. Después, el matador de toros Raúl Velasco, auxiliado por el subalterno lodosano Juan Manuel Rodríguez, la toreó a su gusto, siempre a campo abierto, y le dio más de cien muletazos de variadas clases, pues la becerra, de gran transmisión, mantuvo su fijeza y presumió de largo recorrido.

En la plaza

Terminada la tienta de la vaca, el citado diestro madrileño dio cuenta en la plaza de tientas de El Ontanal de un cuajado toro de Ganadería de Pincha, de procedencia Gerardo Ortega. El ejemplar acudió en cuatro ocasiones al peto y consiguió derribar. En la muleta, embistió inicialmente con cierta brusquedad pero luego atemperó su acometida. Velasco se hizo con él y le sacó al astado su buen fondo en una faena muy trabajada y completa. El matador madrileño terminó con un estoconazo que hizo rodar al toro sin puntilla. Fue el punto final de una interesante jornada que satisfizo a todos los presentes y, sobre todo, al criador de bravo.

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