Armendáriz, paseando en triunfo las dos orejas del que cerró su triunfal tarde. Fotografía: Javier Arroyo.
Llama la atención que no recayese en Roberto Armendáriz, que el pasado 6 de julio cortó nada menos que cuatro orejas.
En la gala de los premios Ciudadela de esta tarde, no se va a entregar el destinado al mejor toreo a caballo. Fue declarado desierto, pese a que Roberto Armendáriz rubricó una tarde tan triunfal como redonda, que saldó con un triunfo de cuatro orejas. En su fallo, el jurado justificó su decisión con estas palabras: “pese a compartir la alegría por el éxito de los actuantes, no se alcanzaron las cotas que han marcado la concesión de este premio en las ocho ediciones anteriores”. Vaya…
El jurado estuvo compuesto por Silvia Ollo, Víctor Vázquez, Covadonga del Peso, Chapu Apaolaza, Juan Pedro Cano, Juantxo Gazpio y Mariano Pascal. Ellos fueron quienes decidieron declarar desierto el citado galardón, un premio que Armendáriz ya lo había ganado en dos ocasiones: en 2011, compartido con el maestro estellés; éste cortó las dos orejas del que abrió plaza y el caballero de Noain, las dos del que la cerró. Dos años después, lo consiguió tras haber cortado sólo un trofeo.
Y queda claro que muchas grandes faenas, también en el rejoneo, quedan si premio por fallar con el estoque o el rejón letal a la hora de matar. También es cierto que otras son premiadas por el buen, el contundente manejo de los aceros. Pero cuesta entender que no haya habido toreo a caballo merecedor de premio en una tarde en la que un caballero ha conseguido cuatro orejas, todas las posibles.
Extraño caso, muy extraño, propio de estudio, como para Iker Jiménez.
Festejos taurinos Pamplona, S. XIX