Bravos todos en el caballo, el ganadero navarro aprobó sólo uno para semental, un eral de la línea Marqués de Domecq.
Pese al intenso frío reinante, el ganadero José Antonio Baigorri aprovechó el fin de semana para tentar tres machos en su finca El Ontanal de Lodosa. La prueba corrió a cargo del picador tudelano Juan Manuel Sangüesa y del matador de toros barcelonés Serafín Marín, que estuvo auxiliado por el subalterno Manolo de los Reyes y el becerrista El Luri, ambos navarros.

Serafín Marín, con chaleco, saca del caballo con una caña a un novillo de Baigorri. Fotografía: Stephane P.
El tentadero se caracterizó por la calidad del ganado y por lo completo que resultó, algo que no se ve todos los días. Al ruedo de la plaza de tientas, saltaron tres erales con el fin de pasar la prueba para convertirse en sementales. Por ello, en esta clase de tienta no se utiliza capote a la hora de llevarlos al caballo y sacarlos de él, pues lo ejemplares no pueden ser toreados, salvo que superen el examen y queden para sementales. Por ello, Marín, De los Reyes y El Luri utilizaron ramas de caña.
Los tres novillos mostraron bravura en el peto; superaron la prueba tras acudir una docena de veces, cada uno, al caballo, donde se emplearon a fondo. Pero, del trío de erales, el ganadero quemó dos; únicamente el tercero no fue toreado de muleta.
Y de esos dos, sólo el primero, un castaño llamado Hípico, de la línea Marqués de Domecq, fue aprobado para semental. El segundo, Milagroso, que fue bravísimo en el caballo, no pasó la prueba porque comenzó con mucha clase la faena de muleta pero se orientó muy pronto por el pitón derecho.
El aprobado, Hípico, fue sensacional en la muleta; fue noble, aunque con su raza, y tuvo una gran duración. Marín, que quiso hacer las cosas siempre para el ganadero, le realizó una faena muy larga, repleta de estética y de poderío, trasteo que terminó a campo abierto, donde el novillo continuó embistiendo con mucha calidad.
Tras la tienta de machos, El Luri, novillero de San Adrián, tentó una erala de El Tolco, de procedencia Puerto de San Lorenzo, ante la que apuntó buenas maneras.