Los dos caballeros, de Estella y de Noain, salieron a hombros. El deslucido juego de los toros y los fallos a la hora de matar impidieron que se cortasen más trofeos.
Ganado: Un utrero, primero, y cinco toros, cinqueño el segundo, de Rosa Rodrigues, desiguales de presentación y de juego decepcionante en conjunto por su falta de celo, escasa fijeza y pobre recorrido.
Pablo Hermoso de Mendoza: oreja, silencio y oreja. Salió a hombros.
Roberto Armendáriz: dosorejas, palmas tras aviso y oreja. Salió a hombros.
Presidencia: A cargo de David Cabrero, asesorado por Jesús María Razquin y Ángel Gómez Gutiérrez, cumplió correctamente su cometido.
Incidencias: Prácticamente lleno. Tarde soleada y calurosa. Tras el paseíllo, el Club Taurino de Londres entregó a Pablo Hermoso de Mendoza la ‘Pinta de Plata 2012’, un trofeo destinado al mejor rejoneador de cada temporada; en sus seis ediciones ha ido a parar al torero estellés. Tarde histórica al darse cita en el ruedo, en exclusiva, dos toreros navarros.
Unas cuatro mil quinientas personas se dieron cita ayer en la centenaria plaza tafallesa para presenciar una tarde histórica de toreo, pues se daban cita en el ruedo, mano a mano, cara a cara, a modo de duelo, dos toreros y amigos navarros, maestro y discípulo aventajado, que ya ha tomado vuelo por sí solo. Y ambos respondieron a las expectativas creadas. Rubricaron así el final que todo el mundo quería, un final feliz. Si juntásemos en una misma persona las cualidades que ambos atesoran, tendríamos el rejoneador perfecto.
Pero la tarde no fue fácil para ninguno de ellos. Los dos caballeros tuvieron que sudar de lo lindo y poner toda la carne en el asador, visto el pobre juego del encierro. Pese a ello, el maestro estellés logró triunfar a base de mucho oficio. Su primero, un utrero que abrió plaza, ofreció nulo juego, por lo que todo lo tuvo que poner el jinete con sus monturas. Lo espabiló, algo, con un rejón de castigo que clavó a lomos de Churumay, montura con la que logró llevarlo encelado. El tercio de banderillas lo completó con Manolete, que tuvo que luchar contra un ejemplar muy aquerenciado a tablas. Con esta montura, se inventó una faena en la que incluso se permitió dar una vuelta al ruedo completa toreando de costado y lucirse con piruetas que conectaron con los tendidos. Para el tercio final, optó por Pirata, caballo azteca con el que dejó tres cortas sin respiro, se adornó y mató de un pinchazo y un rejonazo, lo que redujo el premio a un solitario trofeo.
Al tercero, con mejor presencia que el anterior pero también muy distraído de salida, lo castigó con un rejón montando a Vinoso. Para banderillas, el estellés se decidió en exclusiva por Disparate, con el que intentó ejecutar la vistosa hermosina, aunque el rácano recorrido del toro no permitió que la realizase en plenitud. Con la salida de Pirata, el trasteo fue a más, sobre todo con en un par de cortas a dos manos que quitó el respiro por lo ajustado junto a tablas. Faena de premio, que se quedó sin él porque el toro dobló al segundo descabello.
El rejoneador estellés, por fin, pudo enfrentarse a un toro de aceptable condición, el sexto, el único que mostró fijeza y codicia de salida. Tras una buena actuación de Napoleón en dos rejones, Hermoso aprovechó la condición del toro para sacar de nuevo a Disparate y hacer levantar al público de sus asientos con el espectacular galleo hermosino. Después, Viriato toreó cara a cara, en escaso terreno, en un duelo vibrante. Para matar, sacó al joven Palomo que conectó con sus elevadas; tras pinchar, mató de un rejón y el público pidió con fuerza esa oreja que necesitaba para salir a hombros.
Hacia la maestría
El otro rejoneador, el más joven, amarró antes la puerta grande. Y lo hizo ante un toro de mínima codicia, que se dedicó a esperar, el segundo de la tarde. Lo recibió con El Cañito, caballo que, tras uno de castigo, dio paso a la salida en banderillas de Grano de Oro, con el que comenzó a fraguar el triunfo en dos palos batiendo al pitón contrario, y de Delirio, que no brilló lo deseado con sus piruetas por lo parado del toro. Algo similar le ocurrió en el último tercio, sobre Cristal, al clavar las cortas; falta de continuidad por la poca colaboración del astado. Y peor lo tuvo a la hora de matar, pues el toro se refugió en tablas, como buen manso. El jinete de Noáin, tras larga preparación, mató de un rejonazo, que le sirvió en bandeja el doble trofeo.
En su segunda intervención tuvo que luchar contra el parado toro y contra las meriendas. En tal situación la labor de Visir de salida y el toreo de costado de Prometido en banderillas no tuvo el eco merecido. El público reaccionó algo tras emplearse el navarro en cuatro cortas, que dieron paso a un rejón trasero que sirvió. Hubo petición pero no tuvo la fuerza necesaria.
Por último, el sexto se mostró aquerenciado inicialmente pero luego cambió a mejor y se movió con fijeza. Tras recibirlo con Señorita, trazó un toreo de muy alto nivel con los quiebros de Ranchero y las piruetas de Delirio. En el tercio final, tras las cortas, concluyó con un pinchazo, un rejonazo y un descabello, y la tercera oreja en su esportón.
Al final, dos toreros navarros, a hombros. Preciosa imagen. Larga vida a ambos.