CAYETANO ATRAJO EN CORELLA PERO DAVID MORA PUSO EL TOREO CARO

Derechazo muy templado de David Mora, que fue el triunfador de la tarde.

Alberto Álvarez rubricó una buena tarde de toreo pero fue el único que se fue de vacío por fallar con el estoque.

Ganado: Seis toros de Montalvo, bien presentados, cinqueño el quinto, algo desiguales de hechuras, nobles y colaboradores en general, aunque la mayoría no sobrados de fuerza y con justo motor.

Alberto Álvarez: saludos desde el tercio tras aviso y saludos.

David Mora: dos orejas y oreja. Salió a hombros.

Cayetano: saludos desde el tercio y oreja tras aviso.

Presidencia: A cargo de Mirian Rubio, asesorada por Jesús María de Andrés y José Ramón Monreal, generosa, cual rey mago, en la concesión de trofeos; por lo demás correcta.

Incidencias: Algo más de tres cuartos de plaza. Tarde soleada y agradable que terminó en bastante fresca. Mora y Cayetano hicieron el paseíllo desmonterados. Este último lució brazalete negro en señal de luto por el fallecimiento de su tía Belén Ordóñez, ocurrido el pasado 3 de agosto. Yolanda Barcina y Miguel Sanz, presidenta y ex presidente de Navarra, presenciaron el festejo desde distintos palcos. El subalterno José Antonio Carretero, al intentar banderillear, fue alcanzado por el sexto y pasó a la enfermería, donde fue atendido de un fuerte golpe en el gemelo derecho.

Comenzó y terminó ayer el ciclo taurino de Corella. Casi visto y no visto, tras la suspensión del sábado. Maldita lluvia, por inoportuna. Sin embargo, el último festejo de la temporada taurina pudo presumir de radiante sol. Caprichos de la naturaleza. Y el centenario coso corellano, de una magnífica entrada, como se merecía el cartel, y como se merecía la histórica ciudad ribera.

Y ni los toros ni los diestros decepcionaron. Todo lo contrario. Los tres espadas se tomaron la tarde en serio, como debía ser, e intentaron agradar. Y los seis astados salmantinos, en mayor o menor medida, en diferentes escalas, se dejaron hacer y no dieron problema alguno.

El triunfador de la tarde, sin duda alguna y con todo merecimiento, fue la mayor figura del toreo que se anunciaba en el cartel. David Mora cimentó su triunfo con el primero de su lote, segundo de la tarde, el mejor del encierro, un negro chorreado en morcillo llamado Cordobés, con el que el entendimiento fue claro desde el primer momento. El madrileño lo recibió con unas verónicas a pies juntos desbordadas de gusto. Seguidamente, siguió luciéndose con el capote mediante un galleo por chicuelinas y un quite por gaoneras. Mora había dejado ya en el ruedo corellano el sello de su calidad. En el último tercio, se encontró con un toro noble y clase, muy colaborador, al que sólo le faltó un punto más de fuerza y de motor para transmitir. El diestro le dio distancias y le dejó siempre la muleta puesta para ligar, cosa que hizo por el pitón derecho con unos muletazos largos, muy templados repletos de mando y de quietud, siempre con lentitud y limpieza. Por el izquierdo, el toro embistió al pasito y dijo mucho menos. Tras unas manoletinas, mató de una estocada y el palco le premió con doble trofeo, aunque con uno bastaba.

El quinto tuvo mucha menos calidad, lo que no impidió que Mora volviese a lucirse a la verónica. Sin embargo, el negro astado, inicialmente, resultó pegajoso y embistió algo rebrincado. Después, se rajó descaradamente y ya no hubo nada que hacer. Hasta ese momento, Mora lo intentó, dibujó algunos muletazos de buen trazo, pero no consiguió demasiado lucimiento. Pero como mató de una estocada, desprendida tirando a caída, una minoría agitó pañuelos y el palco puso el resto; tercer trofeo al esportón de Mora, que, a cada uno lo suyo, triunfó merecidamente y convenció. Demostró que por algo es figura del toreo.

Cayetano, por su parte, tuvo el honor de lograr cortar la última oreja de la feria y de la temporada taurina de Navarra. La cortó de Chiquito, un colorado que hizo honor a la petición de oreja, que tuvo menos fuerza que una gaseosa abierta desde hace días. Ante este sexto, dibujó de recibo unas verónicas a pies juntos que fueron lo mejor de su actuación. Comenzó la faena pegado a tablas y se metió al público en el bolsillo. Pero luego el toro fue a menos y la faena no pasó de voluntariosa. Ante el tercero, noble, soso y tardo, su trasteo, bastante insípido, dejó algo frío al público.

Álvarez, por último, firmó una buena tarde de toreo, tanto de capa como de muleta, emborronado con el estoque. Se encontró dos toros de similar condición, nobles y nada sobrados de fuelle, y realizó dos trasteos parecidos, basados en la diestra, con muletazos largos y mandones, dominadores. El aragonés, bien, sí, pero…

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