FALLECE CIRIACO DÍEZ, DOBLADOR DE LOS ENCIERROS EN LOS AÑOS 80

Ciriaco Díaz, en su domicilio durante la Navidad de 2013, rodeado por Juan Ignacio Ganuza e Ignacio Usechi, presidente y ex presidente del Club Taurino de Pamplona, respectivamente.

Ciriaco Díez, en su domicilio durante la Navidad de 2013, rodeado por Juan Ignacio Ganuza e Ignacio Usechi, presidente y ex presidente del Club Taurino de Pamplona, respectivamente.

Reconocido banderillero, el 8 de julio de 1987 sufrió un percance en el encierro de San Fermín que truncó su futuro.

Ciriaco Díez Dueñas, que fue banderillero y doblador de los encierros pamploneses, falleció ayer en Logroño, su ciudad natal, a los 81 años de edad. Nacido en Logroño, en febrero de 1935, hizo en su tierra sus pinitos como torero y debutó de luces en la plaza de Haro, en 1955. Según sus propias palabras, un crítico taurino de su época, Miguelillo, le dijo que con la muleta no era bueno pero que le veía muy bien con el capote. Le hizo caso y cambió la muleta por las banderillas.

De este modo, estuvo a las órdenes de matadores de la talla de Antonio Ordoñez, Diego Puerta, Paco Camino, Dámaso González y Miguel Márquez, entre otros. En Las Ventas era conocido como el torero de los mexicanos, ya que hubo unas temporadas que actuó con todos y cada uno de los que pisaron el ruedo venteño,  como Gabino Aguilar, Jesús Córdoba, Marcos Ortega y Raúl García.

Como doblador de los encierros, el del 8 de julio de 1987 cambió radicalmente su vida. Era miércoles y se celebraba el segundo de las fiestas de San Fermín. Los toros de Salvador Guardiola hicieron una carrera bastante accidentada. Un toro rezagado causó varias cornadas e incluso arrastró a un corredor extranjero prendido de un jersey varios metros por la Plaza del Ayuntamiento.

Sin embargo, la peor parte se la llevó el doblador, que fue embestido por detrás por un cabestro cuando llevaba a un Guardiola a punta de capote hacia la puerta de chiqueros.

La embestida fue brutal e inesperada, cayendo al suelo víctima de una luxación cervical o sección medular con fractura de vértebras, que le postró en una silla de ruedas. Esta grave lesión le produjo además depresiones anímicas. Por fortuna, siempre contó con el apoyo de su esposa, Milagros, que fue quien le cuidó con cariño de su tetraplejia.

En el momento del percance, tenía 52 años y pertenecía a la cuadrilla de Curro Vázquez. En una entrevista al diario ‘La Rioja’, dos años después del percance sufrido, declaró que “nunca me había cogido un toro con el capote y ha tenido que ser un manso el que me deje en esta situación”.

Hay gente que sólo le recuerda por este tremendo accidente, pero lo cierto es que, su carrera como torero de plata fue muy intensa, estuvo más de treinta años como profesional, con casi dos mil actuaciones, y catorce como doblador de los encierros de Pamplona.

Cuando padeció el desgraciado accidente con el cabestro, sus compañeros dobladores eran Jesús Gracia, El Sevilla y Manolo Rubio. Al día siguiente del desgraciado percance, Lalo Moreno, que aún no era matador de toros (tomó la alternativa ese mismo año en la fiestas de Tafalla), le sustituyó en tal tarea.

Pasados los años, en fechas navideñas, recibió cada año la visita de Ignacio Usechi, presidente del Club Taurino de Pamplona, quien le obsequiaba con un sabroso jamón mientras rememoraban anécdotas taurinas.

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