De pie, todos los premiados. Sentados, en la fila inferior, socios de Lodosa por el toro, con su presidente Antonio Campo (segundo por la derehca) y Pablo Azcona, alcalde de Lodosa (tercero por la derecha).
El criador de bravo recogió también en Lodosa el trofeo al mejor utrero del Piquillo de Oro. Galería fotográfica.
El ganadero José Antonio Baigorri recogió el sábado pasado en Lodosa no uno sino dos trofeos, concretamente los correspondientes al mejor utrero de la XX Feria del Piquillo de Oro y al mejor toro ensogado de las pasadas fiestas de Las Angustias.
Este era el segundo año que la suelta del toro ensogado en septiembre adquiría carácter de concurso de ganaderías y el premio -500 euros- se quedó en casa, por el toro Poderoso, de El Tolco. El segundo puesto -200 euros- lo ocupó el colorado Guapo, un toro de Marqués de Saka, y el tercero -100 euros-, otro colorado, llamado Conde, toro de Alba Reta; fue ella, la ganadera, la encargada de recogerlo.
Para los otros tres ganaderos participantes –Víctor Ustárroz, Marcelino Lacámara (de Autol) y Eulogio Mateo (que no pudo acudir a la cita)-, la peña Lodosa por el Toro también tuvo un detalle.
José Antonio Baigorri junto a dos de su hijas, Patri y Rocío, que sostienen los trofeos conseguidos.
En la misma jornada se procedió asimismo a la entrega de los trofeos de la pasada Feria del Piquillo de Oro. En su vigésima edición, el destinado al mejor utrero, un premio promovido por la peña Lodosa por el Toro, fue a parar a Rascatripas, número 9, burraco, nacido en noviembre de 2013 y de Ganadería de Pincha, lidiado el 29 de julio en primer lugar por el novillero Carlos Aranda, quien fue premiado con las dos orejas. Recogieron el trofeo dos hijas del ganadero, Patri y Rocío Baigorri.
Respecto al XX Piquillo de Oro, fue a parar al novillero David Garzón, ecuatoriano de nacimiento, madrileño de adopción y alumno de la Escuela Marcial Lalanda, que ese 29 de julio saldó su muy buena actuación con tres orejas de un lote de Ganadería de Pincha, trofeos que le permitieron salir a hombros.
La jornada taurina concluyó con una cena de hermandad a la que asistieron medio centenar de aficionados.
Festejos taurinos Pamplona, S. XIX