QUINTA Y ÚLTIMA DE TAFALLA. CRÓNICA. JAVIER ANTÓN SE LLEVA LA FERIA

Natural largo de Javier Antón al primer utrero de su lote, seugndo de la tarde.

El novillero de Murchante bordó el toreo, cortó tres orejas y abrió la puerta grande. Buena e interesante novillada de La Quinta, noble y repetidora, con dos utreros aplaudidos en el arrastre.

Ganado: Seis utreros de La Quinta, bien presentados, algunos más chicos pero en el tipo de la ganadería, y de buen juego en conjunto, por su nobleza, motor, recorrido y repetición. Segundo y cuarto fueron aplaudidos en el arrastre.

Diego Hermosilla: oreja y saludos desde el tercio tras aviso.

Javier Antón: dos orejas y oreja. Salió a hombros.

Jesús Sánchez: silencio y silencio tras aviso.

Presidencia: A cargo de Ana Ozcáriz, asesorada por Antonio Puig Ayestarán y Ángel Gómez Gutiérrez, cumplió correctamente su cometido.

Incidencias: Media plaza. Tarde de calor agobiante. Hermosilla y Sánchez hicieron el paseíllo desmonterados. El subalterno Francisco Javier Tornay saludó montera en mano tras banderillear al segundo, y lo mismo hicieron Venturita y Rubén de León después de parear al quinto.

Puedo asegurar, y aseguro, que nadie ha toreado mejor que Javier Antón en lo que llevamos de temporada. Ni en Pamplona ni en Tudela ni en San Adrián ni en Lodosa ni en Estella se ha podido ver una faena como la que dibujó ayer el novillero navarro en el cierre la Feria de Tafalla, de una buena feria, que será recordada como la más calurosa de lo que llevamos de siglo XXI. Todo el calor que le faltó a San Fermín le ha sobrado a la fiesta en Tafalla.

Sucedió en el segundo de la tarde. Salió al ruedo cárdeno Brioso, marcado con el 15, y Antón lo recogió en el tercio y lo fue llevando a los medios con unas pausadas y armónicas verónicas, que prologaron lo que estaba por llegar. Minutos más tarde, ya en el último tercio, el navarro comenzaba en los medios una faena que nunca olvidará. Fue un trasteo medido, en el que no faltó ni sobró nada, rebosante de temple y de gusto ante un novillo que seguía ciego el engaño, siempre con nobleza y la mayoría de las veces al pasito.

¿Recuerdan aquello de que se paró el tiempo? Pues Antón lo paró ayer con dos series de naturales largos, sentidos, al ralentí, ejecutados con firmeza, con los pies clavados en la arena, al desmayo, fruto de la más íntima inspiración. El duende continuó en otras dos tandas con la diestra dibujadas por unas manos muy seguras de sí mismas, sin prisa alguna, como si el tiempo no existiese, en las que pareció posible lo imposible. Cerró la obra de arte con unos muletazos por alto de cartel, rebosantes de gusto, y una estocada que le catapultó a un merecido triunfo de dos merecidísimas orejas.

Ante el quinto, estuvo asimismo bien, aunque ese duende ya se había marchado a otra plaza.Pese a ello, recibió a Romerito con otro ramillete de verónicas meciendo muy bien las manos. Siempre muy decidido, realizó después una faena de menos a más, en la que fue mejorando en la ejecución de derechazos y naturales, y alegró con molinetes.

Antón sólo perdió la serenidad al entrar amatar. Se precipitó en la suerte y el resultado fue un pinchazo, que dio paso a una estocada un poco desprendida. Nueva oreja y… de Tafalla a la gloria.

Hermosilla, por su parte, tuvo una buena actuación pero no logró redondear su tarde. Ante el que abrió plaza, comenzó la faena con un gustoso toreo en redondo, en dos series, ante un novillo que repetía con clase si se le dejaba la muleta puesta. Seguidamente, trazó los naturales de uno en uno, porque el utrero era más tardo por ese pitón. Impulsado por el público, se gustó en unos pases por alto y mató de una casi entera delanterilla que permitió la obtención de un trofeo.

Ante el cuarto, Orejilla, un magnífico cárdeno claro, cometió el error de alargar demasiado el trasteo. Como suele decirse, se pasó de faena. La comenzó con un buen toreo en redondo. Sin embargo, al natural, le costó decidirse. Cuando lo hizo, le dejó el engaño puesto y ligó muletazos largos, con ese pellizco de su propio estilo.

Tras ellos, siguió toreando por ambos pitones pero decreció el buen tono del trasteo. Todavía tenía la posibilidad de cobrar esa oreja que le abría la puerta grande.

Pero a un pinchazo y a una contraria les siguieron tres descabellos que esfumaron toda posibilidad de salida a hombros. En cualquier caso, estuvo más que digno y protagonizó varios episodios de buen toreo, que no podrán ver en otras plazas, en otras ferias de Navarra.

Por último, actuó en tercer lugar el madrileño Jesús Sánchez, al que se le vio falto de rodaje, de oficio, bastante verde y, lo más preocupante, no sobrado de afición, pues ante sus dos novillos se fue a por el estoque demasiado pronto.

Le correspondieron dos buenos utreros, aunque no dejó ver bien la calidad que atesoraba el último de la tarde y de la feria, Matarrojo. Ahí queda eso.

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