TARDE DE SILENCIOS EN LA SEGUNDA NOVILLADA DEL ESPÁRRAGO DE ORO

Daniel Barbero recibiendo de capa a su primero. Fotografía: Virumbrales.

Daniel Barbero recibiendo de capa a su primero. Fotografía: Virumbrales.

No se cortó trofeo alguno en un festejo marcado por lo blando de la materia prima.

Ganado: tres erales de Hermanos Sampedro y un sobrero de Hermanas Moreno, cuarto, sustituto del segundo, devuelto por débil, que se dejaron hacer pero muy justos de fuerzas.

Adrián Grande: silencio tras dos avisos en ambos.

Daniel Barbero: silencio tras aviso y silencio.

Presidencia: a cargo de Sara Díaz contó, asesorada por el veterinario Jesús María Razquin y por Ricardo Jiménez, se le paró el reloj a la hora de dar los avisos en el tercero de la tarde.

Incidencias: Tres cuartos de plaza. Tarde agradable, aunque con molesto viento. Buen ambiente en los tendidos.

Adrián Grande recibió con una larga en el tercio al que abrió plaza. Lo más destacado de su labor en su primero, lo realizó en la segunda mitad de la faena. Fue entonces cuando se lo creyó y adelantó el engaño de verdad para intentar el toreo fundamental. El viento, presente  toda la tarde, se llevó esa convicción y el arrojo a la hora de entrar a matar. No fue la tarde de Grande, no lo vio claro ni con el estoque ni con el verduguillo. Escuchó dos avisos, los mismos que en su segundo, cuya faena comenzó llevándolo tapado y a media altura, pero todo se diluyó.

Daniel Barbero se abrió de capote con un gusto exquisito. Toreó con suavidad a su segundo bis, pues andaba justo de fuerza. Barbero estuvo afanoso toda la tarde y fundamentó la primera de sus faenas sobre la mano derecha. Firmó algún muletazo largo, con los riñones encajados y la barbilla pegada al pecho. Lo intentó por el otro pitón, pero el toreo al natural quedó emborronado por los enganchones que en más de una ocasión propició el viento. Se le fue la espada.

Poco pudo hacer con el que cerró plaza, un novillito cárdeno que se sostenía con alfileres. Comenzó la faena de rodillas, inicio poco propio para un astado que doblaba las manos con solo mirarlo. Consiguió robarle, a base de paciencia y cuidando, un par de tandas de naturales que quedaron deslucidas por la falta de fuerza del burel. Finalizó la faena ayudándose por alto. Mató a la última y el público silenció su labor. Fue una lástima que el tendido no reconociera la actuación de Barbero con una ovación de despedida. El joven novillero se mostró muy dispuesto e hizo un esfuerzo intentando que el que cerró plaza se mantuviera en pie.

Información y fotografía de Isabel Virumbrales.

This entry was posted in Actualidad, Temporada taurina en Navarra 2016 and tagged , , , , , , . Bookmark the permalink.

Comments are closed.