TRIUNFAL ESPEJISMO. CRÓNICA DE LA SEXTA CORRIDA DE LA FERIA DEL TORO

El Juli rubricó su undécima salida a hombros en Pamplona.

El Juli rubricó su undécima salida a hombros en Pamplona.

Undécima salida a hombros de El Juli , tras otro arrebato pañuelero de un mal palco. Imágenes (Diario de Navarra y Enfoque Taurino).

Ganado: Seis toros de Victoriano del Río, bien presentados, aunque alguno se tapó con la cara, serios, astifinos, apenas picados, tuvieron tanta calidad como escasez de fuerza en el último tercio; el débil quinto fue injustamente premiado con la vuelta al ruedo.

Diestros. Juan José Padilla (oreja con petición de la segunda tras aviso y silencio tras dos avisos), Julián López “El Juli” (silencio tras aviso y dos orejas) y Alberto López Simón (saludos desde el tercio tras aviso y oreja tras aviso).

Presidencia: A cargo de Esther Cremales, asesorada por la veterinaria Roncesvalles Arraiza y por Josetxo Gimeno, pésima, porque, conocidos los antecedentes de otros días, concedió las dos orejas del quinto cuando una era suficiente y ordenó la póstuma vuelta al ruedo a un toro, a ese quinto, que no la mereció.

Incidencias: Lleno aparente. Tarde soleada y agradable. Los tres diestros brindaron al cielo uno de sus toros en homenaje al matador de toros fallecido Víctor Barrio.

Regresó el aroma a plaza de talanquera. Procedente del palco, impregnó a casi todos los espectadores. Concedió las dos orejas a una faena derechista, sin argumentos al natural, realizada ante un toro cercano a la invalidez y culminada con una estocada muy trasera, de ésas que hacen honor al dicho: hasta el rabo todo es toro.

Pero no conforme con ese cúmulo de errores, y sin ningún rubor, propio de la ignorancia, taurina en este caso, concede la vuelta al ruedo a un toro que prácticamente no había sido picado (derribó por el topetazo no por empuje) y que en la muleta logró mantenerse en pie pese a que perdió continuamente las manos.

En fin… Fue como un ataque antitaurino: se preveía y fue imposible evitarlo. Quizá, si los profesionales del toreo están sometidos continuamente a sanciones, habría que estudiar el mismo trato para las presidencias desatinadas que restan prestigio a una feria.

El Juli, ante ese quinto, toreó en su estilo propio, con la diestra, tirando de la débil criatura y alargando al máximo la embestida. Lo más torero de su faena fueron esos doblones con los que comenzó su faena. En el trasteo, el toreo al natural fue pura anécdota y la estocada cayó muy trasera. ¿Dos orejas? Juzguen ustedes mismos.

Ante su primero, un tanto incierto y muy justo de fuerza, le costó acoplarse. Despues, se inventó una faenita en la que hubo muchos muletazos, pero la mayoría no salieron de la vulgaridad. Pese a ello, los tendidos ya le quisieron premiar. Fue imposible. Tres pinchazos y un descabello lo impidieron.

En cualquier caso, El Juli engrandeció su palmarés en Pamplona: 26 actuaciones, 33 orejas y 11 puertas grandes. Se proclama así líder de la Feria del Toro en el siglo XXI, por lo menos.

Admirado

Sonó ayer en el coso pamplonés ese “Juli, Juli”, pero con más fuerza el “illa, illa, illa, Padilla, maravilla”. Tras su mala actuación del año pasado, el Ciclón de Jerez recobró su idilio con la solanera pamplonesa ante el toro que abrió plaza, ante el que se mostró como un lidiador completo.

Lo recibió con una larga cambiada de rodillas en el tercio y un ramillete de verónicas, que formaron una buena carta de presentación. En el segundo tercio, dejó que sus banderilleros cogiesen los palos. Ante los pitos, se hizo querer y colgó tres pares, el tercero al violín, suerte con la que reforzó su conquista del público. Con la muleta realizó una faena por ambos pitones, con mejores argumentos al natural, pero se dejó tocar demasiado el engaño. Terminó con una casi entera contraria y la plaza pidió las dos orejas. Aquí llegó el único acierto del palco en cuanto trofeos, al conceder sólo una.

Frente al cuarto, tras eterna espera de rodillas para iniciar la faena, intentó repetir una faena por ambos lados, pero se encontró con un toro que pasaba a duras penas por el izquierdo y se quedaba muy cortó por el otro pitón. De todos modos, el jerezano lo intentó tanto que recibió un aviso sin haber entrado a matar. Y cuando lo hizo, pinchó demasiado.

Buena imagen

Por último, el otro madrileño de la terna, López Simón, en su segunda actuación, volvió a dejar una buena imagen. Mereció una oreja de su primero tras una faena variada, a la que le sobró un pinchazo y que el toro se amorcillase. Frente al burraco sexto, que rozó la invalidez, puso toda la carne en el asador para no irse de vacío, arrimón incluido. Y lo consiguió.

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