Los utreros marcharon por delante de los cabestros. Fotografía: Galdona.
Los cuatro novillos galoparon a gran velocidad y completaron el recorrido en cuatro minutos.
El quinto encierro de las fiestas de Peralta, el tercero con novillos toros, se saldó sin heridos. Los astados de la ganadería de Pilar y Tomás Entero Granero salieron de los corrales a las nueve en punto de la mañana. La manada, novillos y cabestros, recorrió hermanada los primeros metros hasta llegar a la altura de la plaza de los Curas, donde los cuatro novillos fueron más rápidos y se separaron de los mansos.
Los astados entraron en la calle Mayor a gran velocidad. En este tramo apenas se registraron corredores, algo habitual. Al llegar a la calle Irurzun, la manada se fue estirando a lo ancho lo que propició que se pudieran ver bonitas carreras entre los mozos que, en todo momento, mantuvieron las distancias con los astados, que en este punto cogieron más velocidad.
La manada continuó estirada a su paso por la avenida La Paz, tramo en el que como también es habitual se congregaron gran número de corredores. Los cuatro novillos llegaron juntos a la última curva del recorrido antes de entrar a la plaza de toros, donde llegaron por delante de los cabestros. Así, en el quinto encierro de las fiestas el cronómetro se paró a los cuatro minutos. Un día más, fue una carrera limpia.
Texto: Sheyla Muñoz.
Festejos taurinos Pamplona, S. XIX