Hermoso de Mendoza y Fernando de la Mora, ambos con sombrero, jjunto a los toreros del tentadero.
Intervinieron los matadores de toros El Payo, Alejandro Amaya y Vicente Bejarano, ante la atenta mirada del ganadero Fernando de la Mora, toda una leyenda del campo bravo de México.
La finca estellesa de Pablo Hermoso de Mendoza fue recientemente el escenario de un tentadero con puro aroma mexicano, ya que intervinieron los matadores de toros de ese país Octavio García “El Payo” y Alejandro Amaya, y el diestro español Vicente Bejarano. Y lo hicieron ante la atenta mirada del propio caballero navarro y del ganadero, que estuvo asesorado por el ganadero Fernando de la Mora, una auténtica leyenda del campo bravo de México.
Se tentaron cinco erales, dos eralas y utrero, de distintas procedencias. Las hembras y tres novillos fueron de encaste Osborne; el utrero, de Daniel Ruiz y los otros dos machos eran hijos de un semental de Santiago Domecq y vacas de Osborne.
El denominador común de la prueba fue la humillación, duración y nobleza. El tentadero satisfizo al ganadero navarro, que aprobó dos de los erales para padrear; concretamente, los dos provenientes del citado semental de Santiago Domecq.
Festejos taurinos Pamplona, S. XIX