SEGUNDA DE LA FERIA DE ESTELLA. CRÓNICA. AHOGADOS EN MANSEDUMBRE

Derechazo largo de Francisco Marco al toro que abrió plaza.

Derechazo largo de Francisco Marco al toro que abrió plaza.

Puerta grande para Javier Castaño, a base de mucho oficio. Francisco Marco tuvo una destacada actuación, pero perdió el triunfo por la falta de acierto en la suerte suprema.

Ganado: Seis toros de José María Aristrain de la Cruz -tercero y quinto con el hierro de Aguadulce, de la misma procedencia-, desiguales de presencia, nobles en conjunto, salvo el complicado sexto, pero faltos de fuerza y de casta.

Francisco Marco: saludos desde el tercio y saludos desde el tercio tras aviso.

Javier Castaño: oreja en ambos. Salió a hombros.

José Manuel Sandín: saludos desde el tercio tras aviso y silencio.

Presidencia: A cargo de Ricardo Gómez de Segura, asesorado por Rosa Loranca y Francisco Pinillos, cumplió correctamente su cometido.

Incidencias: Menos de media plaza. Tarde soleada y calurosa. Los subalternos Venturita y Manolito de los Reyes saludaron montera en mano tras banderillear al primero, y lo mismo hicieron David Adalid y Fernando Sánchez después de parear al segundo. El picador Fernando Sánchez, de la cuadrilla de Javier Castaño, se produjo con una puya una herida en la nariz, que necesitó dos puntos de sutura.

Falló la materia prima, faltó la emoción y la tarde se fue al traste en cuanto a diversión. En los programas se anunciaba una corrida de toros deAguadulce. Finalmente, se lidiaron cuatro toros con el hierro de José María Aristrain de la Cruzy dos, tercero y quinto, con el de Aguadulce, del mismo propietario y similar procedencia, Carlos Núñez.

Fue un encierro de desigual presencia y parejo en cuanto a pobre juego. Su cualidad positiva fue la nobleza, excepción hecha del manso y deslucido sexto. El resto de cualidades tuvieron el signo contrario, el negativo: mansedumbre, carencia de casta, escasez de fuerza en bastantes de ellos. El resultado, un conjunto que defraudó y que logró que la tarde fuese cayendo en el tedio.

El festejo lo salvaron los diestros, que estuvieron por encima de la materia prima y mostraron siempre ganas de agradar y de triunfar. Pero este último objetivo sólo lo logró uno, Javier Castaño, que paseó una oreja de cada uno de su lote.

A su primero lo recibió con buen estilo a la verónica. Fue un toro noble, con más motor, inicialmente, que el anterior. Lo toreó en varias series cortas con la diestra y, tras ejecutar otra igual de natural, el toro dijo basta y el espada optó por las cercanías, muy seguro siempre de lo que hacía. Mató de una estocada y caída, algo que no importó al público, que pidió la oreja.

El quinto fue un manso sin clase que deambuló por el ruedo a su aire hasta el último tercio. En él, Castaño lo enganchó muy bien en su muleta y dibujó una buena tanda en redondo. Al intentar la segunda, el toro hizo el primer amago de rajarse y después ya no desistió. Pese a ello, todavía el diestro le robó tres naturales de buena factura y, a base de oficio, con altibajos, logró mantenerlo en su engaño. Terminó con un pinchazo tan hondo como caído y un certero descabello. Nueva petición y nuevo trofeo, el que le abría la puerta grande.

Marco, por su parte, toreó muy bien de capa al que abrió plaza. Lo saludó con un ramillete de verónicas de su firma, lo llevó al caballo galleando por chicuelinas y se lució en un quite en el que intercaló chicuelinas y tafalleras. Ya en el último tercio, se encontró con un ejemplar tardo por el derecho y sin clase alguna por el otro pitón. De sus manos brotaron dos buenas tandas derechazos y otra de naturales, aunque éstos de uno en uno, pues el toro no permitió más ligazón. Tras ellas, el toro se paró y ya no hubo nada que hacer, salvo matarlo, cosa que hizo de un pinchazo hondo y dos descabellos.

A su segundo lo recibió con finas verónicas a pies juntos. Vista la condición del cuatreño, lo dejó crudo en varas. Lo brindó a la alcaldesa de la localidad, Begoña

Ganuza, con los mejores deseos. Pero, pese a dejarlo sin picar, fue tal la debilidad del toro que le costaba pasar en la muleta y siempre lo hizo en corto recorrido. El espada estellés lo toreó por ambos pitones, con limpieza y buen sentido. Puso todo lo que faltaba al toro, grandes dosis de casta. Estuvo muy por encima de un ejemplar que fue a peor, que pasó a defenderse y desparramó vista. Marco superó todos estos problemas con torería, pero, otra vez, se le esfumó el posible trofeo por fallar con el estoque.

Y algo parecido le ocurrió a Sandín. Se equivocó dejando que le diesen en varas a su buen primero. El toro acusó el castigo y fue acortando su recorrido en la muleta hasta que se agotó. Por ello, su faena no alcanzó vuelo y, por otro lado, falló al matar, algo que le ocurrió también ante el sexto, un manso sin clase alguna que sólo quiso tablas. El madrileño se peleó bien frente a él, pero el lucimiento fue escaso por imposible.

This entry was posted in Actualidad, Temportada taurina en Navarra 2013 and tagged , , , , , , , . Bookmark the permalink.

Comments are closed.