PRIMERA DE CINTRUÉNIGO. CRÓNICA. TRIUNFO DE JAVIER MARÍN Y DEL GANADERO SANTAFÉ MARTÓN

Natural con gusto de Javier Marín al excelente cuarto novillo del festejo. Fotografía: Miguel Pérez.

El novillero navarro cortó tres orejas y el cuarto eral de la tarde fue premiado con la vuelta al ruedo.

Ganado: Cuatro erales de Santafé Martón, bien presentados, con cuajo y cara. En general, novillos de mucha calidad. Primero, noble y con clase, aunque le faltó un poco de fuerza; segundo, bravo y encastado; tercero, el de peor nota del encierro, apuntando a tablas; y cuarto, premiado con la vuelta al ruedo en el arrastre, con una embestida humillada de excelente calidad.

Javier Marín: oreja y dos orejas tras aviso.

Adrián Henche: vuelta al ruedo y dos orejas.

Presidencia: A cargo de Raquel Garbayo Berdonces, asesorada por Bartolomé Cobo Romero y Jesús María de Andrés Hualde, cumplió correctamente con su cometido, aunque algunas orejas, vistas con rigor, pudieron ser excesivas.

Incidencias: Casi media plaza, en tarde de mucho calor.

Seguramente el de ayer sería uno de los festejos más importantes del año para el cirbonero Javier Marín. Toreaba en su pueblo y lo hacía enfrentándose a dos erales de Santafé Martón, ganado que siempre exige lo máximo a los espadas.

El resultado no pudo ser mejor, ya que Marín tuvo una tarde redonda, siempre firme y dispuesto, cortando tres orejas en dos faenas con muchos argumentos.

Dos orejas también cortó Adrián Henche, el otro novillero anunciado. El otro triunfador fue sin duda el ganadero navarro, ya que lidió una novillada de extraordinaria nota. Los novillos de Santafé Martón, como se espera, tuvieron una buena presentación. Fueron novillos con kilos, pero sin excesos, y algunos con mucha cara, especialmente el ofensivo tercero, que lucía astifinas defensas.

Javier Marín se enfrentó en primer lugar a un novillo colorado con muchas virtudes. Fue pronto en la embestida, siempre fijo en las telas y repitiendo. Le faltó, si acaso, un punto más de fuerza que hubiera hecho de él un gran novillo. Javier Marín salió a por todas desde el principio, recibiendo al eral con dos faroles de rodillas para seguir con una tanda de verónicas. Ya en la faena de muleta, comenzó muy quieto en el centro del anillo, cambiándose al novillo por la espalda.

Después el trasteo mantuvo siempre un buen tono, con un Marín muy asentado, ligando buenos muletazos especialmente por el pitón derecho, el de más claridad del novillo. No estuvo tan acertado a la hora de matar, cosa que hizo después de dos pinchazos y media estocada. El público, con cariño, pidió una oreja para el torero.

Pero fue en el tercero de la tarde cuando Marín estuvo realmente importante. Novillo grandote, con mucha cara y que en banderillas amenazó con hacerse el dueño del ruedo. Fue el novillo de peor condición, siempre distraído, saliendo suelto de los muletazos y apuntando a tablas. Marín no se amilanó, se metió mucho con el eral y pudo con él hasta conseguir varias tandas de naturales a pies juntos, pegado a tablas, de indudable calidad estética. Fueron los mejores momentos de la tarde. Esta vez mató de una estocada entera algo tendida, que hizo que el novillo tardar en doblar. Justas dos orejas para Marín.

A Henche, por su parte, se le notó algo desbordado ante la encastada y poderosa embestida del segundo novillo, un eral importante al que había que poderle con la mano muy baja. Más entonado estuvo ante el cuarto, otro novillo de gran nota, una máquina de embestir humillado y con buen son. Mucho más decidido, Henche hilvanó varias tandas buenas por ambos pitones y mató de una buena estocada arriba.

Texto y fotografía: Miguel Pérez.

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