El caballero navarro, sobre ‘Corsario’ clava un corta en la plaza mexicana de Toluca.
Roca Rey indultó al cuarto, de Campo Hermoso, y salió a hombros junto a El Zapata. Fotografías: pablohermoso.net
Ganado: Dos toros para rejones de Montecristo, primero, muy manso, pitado en el arrastre, y quinto, bravo, y seis de Campo Hermoso, de buen juego en general; el cuarto, llamado Respetuoso, número 39, fue indultado.
Toreros: Pablo Hermoso de Mendoza (palmas y silencio), Uriel Moreno ‘El Zapata’ (oreja y dos orejas), Octavio García ‘El Payo’ (pitos y ovación) y Roca Rey (dos orejas y rabo simbólicos y oreja).
Lugar y fecha: Plaza Villa Charra de Toluca, estado de México. 13 de diciembre.
Incidencias: Prácticamente, lleno; no se agotó el boletaje por muy poco. Festejo nocturno. Corrida Guadalupana. El Zapata y Roca Rey salieron a hombros.
A pesar de los intentos de los antitaurinos por sabotear la Corrida Guadalupana en la Villa Charra de Toluca, esta fue un éxito artístico y económico, toda vez que el boletaje para la misma se agotó dos días antes, lo cual ratificó lo certero de la apuesta de la empresa al haber programado este festejo, con un cartel tan rematado.
En el ruedo, el peruano Andrés Roca Rey brindó una actuación magnífica en la noche que marcó su debut en ese escenario, ya que indultó a un gran toro llamado «Respetuoso», número 139, de la ganadería Campo Hermoso, propiedad de Pablo Suárez Gerard. Se le concedieron las orejas y el rabo simbólicos. Ante su segundo cortó otro apéndice.
En la salida en hombros, lo acompañó Uriel Moreno El Zapata quien obtuvo un triunfo de tres trofeos, que se sumó al del día anterior en León, Guanajuato, por lo que se mantiene en racha triunfal.
El rejoneador Pablo Hermoso de Mendoza, con su cuadra de caballos estrella, firmó dos faenas de alto valor técnico y estético, a un lote de Montecristo, pero pinchó y perdió las orejas. Octavio García El Payo salió inspirado y ejecutó faenas con arte y temple. Ante su segundo tuvo petición de oreja, que no fue concedida.
Respecto al caballero estellés, el que abrió plaza fue dechado de mansedumbre, con peligro incluido. Un astado que nunca abandonó las tablas y que al hilo de la mismas embistió sin ton ni son, a oleadas de manso. Los cuatro caballos que el navarro utilizó apenas pudieron hacer más que cumplir el cometido de reunirse para que su jinete dejase la banderilla y poco más. Solo en los embroques pudieron lucir Janucá y Donatelli, que ni una sola pirueta pudo contar en su haber. Al final, palmas para el jinete y pitada para el toro en el arrastre.
El quinto sí fue un toro bravo y lo mostró desde que comenzó a ser encelado por Manizales, quien se lo dejó llegar muy cerca de sus cuartos traseros para llevarlo encelado y toreado a lo largo del anillo. Esa bravura y galope la convirtió en mera conexión Disparate, que volvió a dar una lección magistral de toreo lateral, de cambiar el tranco del toro con hermosinas y terminar con un toreo frontal, dando la cara y el pecho en los embroques. Arsenio puso la guinda a un gran tercio con dos buenas banderillas, llegando desde lejos y rematando con piruetas en la cara, con mucha emoción y justeza de terrenos. La faena continuó a un gran nivel de intensidad con Guitarra con quien colocó tres de las cortas a un toro ya muy cerrado en tablas y remató con un arriesgado par a dos manos por los terrenos que dejaba el toro, que ya eran mínimos. Eso complicó la suerte suprema y los tres pinchazos previos al rejonazo final cerraron la posibilidad de triunfo de Hermoso de Mendoza y la posibilidad de haber premiado una faena merecedora de puerta grande.
Festejos taurinos Pamplona, S. XIX