Gómez del Pilar, Gonzalo Caballero y El Adoureño se repartieron nada menos que ocho orejas y un rabo, éste de un toro premiado con la vuelta al ruedo. Fotografías: Alberto Arelizalde.
Ganado: Seis toros de Luis Albarrán, bien presentados y armados, astifinos, algo blandos y nobles; los mejores, el quinto y el sexto; este último, llamado ‘Indio’, número 84, negro bragado y nacido en noviembre de 2014, fue premiado con la vuelta al ruedo.
Toreros: Gómez del Pilar (saludos y dos orejas), Gonzalo Caballero (oreja y dos orejas) y El Adoureño (oreja y dos orejas y rabo).
Lugar y fecha: Plaza de toros de Sangüesa, en Navarra. 15 de septiembre.
Incidencias: Media plaza. Un chaparrón molestó antes de comenzar el festejo. Del Pilar y El Adoureño hicieron el paseíllo desmonterados. El mayoral de Albarrán dio la vuelta al ruedo tras la muerte del sexto. Los tres matadores de toros salieron a hombros.
Sangüesa cerró su feria con una corrida de toros astifina y bondadosa, que permitió el triunfo grande de los tres matadores de toros, tres diestros humildes que, con sus respectivos estilos, agradaron al público. Por otro lado, el mayoral.se sintió orgulloso cuando al sexto toro se le dio la póstuma vuelta al ruedo. Muchos premios en una feria que ha destacado por la muy buena presentación del ganado.
Un extracto de la crónica publicada en Diario de Navarra y firmada por Pascual Lizarraga es el siguiente: “(…) Durante la lidia (el primero) blandeó mucho. Al verse sometido por una muleta tan robusta como la de Gómez del Pilar, tardó poco en rajarse e irse directo a la puerta de chiqueros. Noé lo sacó a los medios para matar, pero la estocada hizo guardia y la imagen no gustó nada al público sangüesino.
Gómez del Pilar mostró con su segundo toro, que hacía cuarto, ser torero de mucho valor y similar inteligencia. Su labor ante el de Albarrán, que iba con la cara alta y no regalaba más de tres embestidas seguidas, podría haberla firmado tanto en Las Ventas como en Sangüesa. Para sacar partido de ese toro tuvo que manejar muchos resortes. Y el público sangüesino se lo supo agradecer, tras matar de una estocada rinconera.
Gonzalo Caballero recibió a pies juntos al segundo. El toro parecía resentido de alguna lesión en las manos y en varas se derrumbó. Aguantó el tercio de banderillas y el torero de Torrejón se empleó en las tandas en redondo. Pero el animal se rajó muy pronto y marchó a la puerta de chiqueros. Tras una estocada defectuosa, al descabellar al toro Caballero vio rota su taleguilla al ser cogido por el de Albarrán. El matador se libró de la cornada milagrosamente y pudo dar la vuelta al ruedo andando con normalidad.
El quinto salió con la cara por las nubes, pero evolucionó a mejor al tomar el puyazo de rigor. Gonzalo se lo brindó a una joven morena de barrera que no, no pertenecía a la familia del Rey. Pareció tomarse muy en serio el brindis porque Caballero se fajó en el toreo en redondo con un toro que respondía con buen son. Concluyó su labor con una tanda de manoletinas que gustaron al respetable y una estocada tendida por la que cobró dos orejas.
Llegado desde Aquitania, el Adoureño hizo el paseíllo desmonterado y salió de la plaza como gran triunfador. (…) Realizó toda su labor al tercero de la tarde con la muleta alta, para evitar que se derrumbara, pero la estética de la actuación dejó bastante que desear. A decir verdad, la pinturería tapó bastante la movilidad de sus pies.
Con el sexto, salió por chiqueros el mejor toro de la feria, que cobró un puyazo en la querencia y se dio a continuación un volatín. El Adoureño se estiró con él en una faena en la que hubo de todo, gracias a las embestidas humilladas del animal. El francés alternó tandas de naturales con toreo circular, desplantes al tendido con momentos de temple. La traca final vino con una última tanda, cuando ya había cambiado la ayuda por el estoque. Yannis lo arrojó al suelo y pegó una última tanda al natural. Los tendidos se pusieron en pie. La estocada cayó en todo lo alto y en la petición de orejas, siguiendo la tónica de la feria, acabó asomando un tercer pañuelo, el del rabo y uno azul, el de la vuelta al ruedo. Feliz epílogo a una amable feria”.