LLENAZO EN FITERO Y UNA OREJA PARA LEAL. CRÓNICA DEL FESTEJO.

El diestro francés Juan Leal cortó la única oreja de la tarde.

El diestro francés Juan Leal cortó la única oreja de la tarde.

Los diestros quisieron agradar pero chocaron con una materia prima carente de fuerza.

Feria de San Raimundo.

Ganado: Seis toros de Apolinar Soriano, bien presentados, salvo el terciado sexto, nobles, faltos de casta y, sobre todo, de fuerza, excepto el último, de embestida alegre y con recorrido.

Iván Fandiño: silencio en ambos.

Jiménez Fortes: saludos tras aviso y silencio tras aviso.

Juan Leal: oreja y palmas tras un aviso.

Presidencia: a cargo de Ana Pérez Elipe, asesorada por Patxi Garbayo y el veterinario Jesús María de Andrés, cumplió correctamente su cometido.

Incidencias: Lleno. Tarde soleada y fresca, con molesto viento, que acabó en gélida. Los tres diestros hicieron el paseíllo desmonterados.

Si hubiese caído ayer por la centenaria y coqueta plaza fiterana alguno de ésos que se llena la boca defendiendo la tolerancia y la libertad y sólo piensa en acabar con la fiesta de los toros, se le habría cortado la digestión, por lo menos, al ver un coso repleto de público, de aficionados, que capearon el frío como pudieron y que volvieron a dar un ejemplo más de educación y de compromiso con el mundo taurino.

Primer paseíllo de la temporada taurina de Navarra con unos tendidos llenos de público, pese al frío reinante.

Primer paseíllo de la temporada taurina de Navarra con unos tendidos llenos de público, pese al frío reinante.

Pese a la escasez de grados, la plaza registró un lleno que no se había visto en lo que llevamos de siglo. Fue lo mejor del festejo que abrió la temporada taurina de Navarra, en una tarde en la que los diestros dieron lo mejor sí para intentar agradar y en la que falló la materia prima por su falta de fuerza, sobre todo en los tres primeros toros, casualmente, en los colorados; los tres últimos, negros todos, lograron matenerse en pie, apenas doblaron las manos.

 

Derechazo de Juan Leal al tercero de la tarde.

Derechazo de Juan Leal al tercero de la tarde.

Y en tales circunstancias, el triunfador de la tarde fue Juan Leal, el menos veterano de la terna, pues paseó el único trofeo que se concedió. Lo consiguió del tercero, llamado Correrías, un colorado ojo de perdiz blando, descastado, tardo por el derecho, pero que tuvo algo más de fuerza que los dos primeros. El francés lo toreó con bastante quietud por ambos pitones aunque pecó de encimista en una faena demasiado larga. Y como mató de una casi entera, provocó la suficiente alegría en los tendidos como para pedir un trofeo que se concedió.

Y lo cierto es que Leal pudo salir a hombros; sólo le faltó acertar con el estoque frente al sexto, un toro terciado, anovillado, que embistió con alegría y repitió con recorrido. Lo recibió a portagayola y ejecutó después unas verónicas enrabietadas. Con la muleta toreó por derechazos y naturales ante un público que quería premiarle, en una faena que inició en los medios con mucha quietud en tres cambiados por detrás. Pero no anduvo atinado con el estoque y por ahí se le escapó el premio y esa soñada, deseada salida a hombros.

Con esta estocada acabó Jiménez Fortes con el segndo del festejo.

Con esta estocada acabó Jiménez Fortes con el segndo del festejo.

Fortes, por su parte, lo intentó pero careció de lote para triunfar. Su primero fue un toro de bonitas hechuras, con cierta calidad que quedó oculta por su invalidez, que provocó las protestas del público. El diestro realizó un trasteo largo tesón, con muletazos de uno en uno, sin bajar la mano, en labor de enfermero. Lo hizo todo bien en cuanto temple y distancia. Fue una faena demasiado larga, tanto que recibió un aviso antes de entrar matar. Mató de una estocada algo delantera y recibió una ovación del respetable.

El quinto fue un toro bruto, sin clase alguna, que no dejó de pegar tornillazos y con peligro sordo. Imposible el lucimiento ante él. El malagueño estuvo en el sitio, se justificó y le sacó todos los muletazos que tenía. No anduvo fino con el estoque y el público guardó respetuoso silencio.

Verónica de Iván Fandiño, que dibujó el mejor toreo de capa.

Verónica de Iván Fandiño, que dibujó el mejor toreo de capa.

Fandiño, por último, tuvo mala suerte con su lote. El que abrió plaza fue un toro soso, noble y blando, al que recibió con mecidas verónicas que prologaron un vistoso quite por chicuelinas y tafalleras. Con la muleta, lo toreó por ambos pitones, pero con muletazos de uno en uno, sin la ligazón deseada y necesaria. Tras un pinchazo, dejó una estocada volcándose.

El diestro vizcaíno se encontró con un cuarto toro que se rajó al recibir el primer pase de muleta; un ejemplar que no quiso pelea, sólo el calor de las tablas. En esos terrenos, la faena tuvo más poder que lucimiento. Terminó con una estocada entera que no le quitó el mar sabor de una boca en una tarde en la que la suerte le fue adversa al diestro de Orduña.

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