
José Antonio Carretero, Saúl Jiménez Fortes y el presidente del taurino pamplonés, José María Sevilla, en un momento de la charla del jueves pasado.
Ambos analizaron diversos temas, como el parón por la pandemia, la situación de La México, el resurgir de la Casta Navarra y la necesidad de un reglamento único.
El matador de toros Saúl Jiménez Fortes y su apoderado, José Antonio Carretero, el más prestigioso hombre de plata de lo que llevamos de siglo, fueron el jueves pasado los protagonistas de la segunda charla conmemorativa del septuagésimo quinto aniversario del Club Taurino de Pamplona, que fue cobrando mayor interés a medida que se fueron sucediendo las preguntas de un público muy participativo.
Carretero y Fortes torearon, afrontaron los diversos temas al alimón. El primero adelantó las perspectivas de su poderdante para esta temporada. “La cosa está complicada. En primer lugar, la herida de 2018, un grave percance en Madrid, en la Feria de Otoño; se partió un tobillo; todo se complicó; necesitó seis operaciones y estuvo a punto de perder una pierna. Por ello, pasó año y medio sin torear. Intentó reaparecer en 2020 y llegó la pandemia. Cuando vuelve la normalidad, torea en Madrid, la de Victorino, se parte una rodilla, lesión muy grave, un desastre. Se perdió una temporada que estaba planificada. En diciembre o enero se rompió la otra rodilla, ligamento cruzado. Después de tanta mala fortuna, lo importante es que ahora va a torear y que debe anunciarse en sitios como Pamplona, Madrid, Bilbao, Zaragoza, Málaga…”.
Respecto a la pandemia, Fortes tomó la palabra. “Cambiaron las prioridades. La reaparición pasó a segundo plano y lo importante fue el maldito virus. Al no poder salir, estudié mucho más los vídeos. Además, un grupito de matadores hablábamos por vídeo llamada. Con un permiso especial, pude ir a torear a Torrealta. Fui con la ilusión de un niño. En cualquier caso, ese parón afectó a muchísimas carreras. Pero lo importante es que estamos aquí, que lo hemos podido contar”. Según su apoderado, “fue un corte saco; los triunfos no valían; los fracasos, sí”.
Por pregunta de un aficionado, la Casta Navarra tuvo su tiempo y ambos protagonistas fueron claros. “Es admirable el trabajo que Reta lleva realizando durante décadas para recuperar este encaste. Ir seleccionando, con mucha paciencia, es digno de elogio. Ahora bien, sé que la corrida de toros que echó en Ceret ofreció muchas dificultades para la lidia”, aseguró el diestro malagueño.
Por su parte, el apoderado madrileño fue tajante. “Bienvenido sea. Lo de Reta ha sido un aliciente. Pero que nadie se equivoque; espero que la gente no pida peras al olmo. Saúl no va a matar una corrida de casta navarra. Eso sí, tras la corrida de Ceret, admiro todavía más a esos toreros de la época de Joselito y Belmonte, y anteriores. Después de haber visto lo de Reta, los admiro más que los admiraba antes. Gracias a aquello, hoy estamos aquí”.
Cambiando de tercio, el prestigioso banderillero se refirió asimismo al reglamento. “Debe ser único y uniforme. Sólo deben cambiar en las comunidades autónomas por tradiciones como el encierro. Pero corridas de toros, de rejones, novilladas sin caballos y con caballo deben tener el mismo reglamento porque son iguales en todos los sitios”.
Por último, Carretero calificó de “preocupante” la situación que se está viviendo en algunos lugares, como en La México. “Es una pena porque se trata del epicentro taurino de América y, tras Las Ventas, es la plaza de toros más importante del mundo. Se ha perdido Quito; Bogotá está prácticamente perdida y La México, por motivos políticos, lleva un año sin dar toros. Es una plaza privada, no tiene obligación ni de dar toros ni de arrendarla a alguien. Por lo menos, en otros estados mexicanos –Guadalajara, León, Monterrey, Juriquilla, Aguascalientes…- los toros gozan de buena salud. Pero en Distrito Federal la situación es muy preocupante, aunque creo que finalmente se recuperarán los toros en La México”, concluyó quien también es matador de alternativa.
La charla concluyó con la imposición a los protagonistas de sendos pañuelos rojos conmemorativos de los 75 años del club taurino pamplonés y la entrega de una figura de San Fermín, con placa personalizada, a cada uno.