La manada avanza compacta hacia la plaza de toros bajo la lluvia.
Los erales de Zahorí, de Falces, completaron el recorrido en poco más de un minuto. Reportaje fotográfico: Alberto Arelizalde.
La tan ansiada lluvia hizo ayer acto de presencia en Sangüesa, modificando o empañando algunos actos festivos como el propio encierro matutino. Esta segunda carrera de las fiestas se desarrolló bajo una intensa borrasca, llenándose los vallados de paraguas. La emoción la puso un novillo jabonero de la ganadería Zahorí, de Falces, de los seis que corrieron, que por momentos se destacaba del resto de la manada y lanzaba derrotes. Pese al pavimento mojado, ningún astado se cayó en los 528 metros del recorrido, y en poco más de un minuto el encierro llegaba a su fin.
“La carrera ha sido más rápida que el día anterior, al tratarse de novillos y no de toros, menos pesados. Aun así, no les hemos arreado fuerte por detrás para evitar resbalones y caídas”, indicó el pastor Alberto Pérez Garayoa.
Las asistencias médicas no practicaron atenciones y, debido al estado del ruedo por la lluvia, se suspendió la suelta de vaquillas posterior.
Información de A. V., publicada en Diario de Navarra.
Festejos taurinos Pamplona, S. XIX