El caballero navarro saluda a unos tendidos repletos de público.
El caballero navarro paseó la única oreja de la tarde.
Ganado: Dos toros de Javier Garfias y dos para rejones, segundo y cuarto, de Refugio Peña, de buen juego en conjunto.
Toreros: Alejandro Amaya (ovación en ambos) y Pablo Hermoso de Mendoza (vuelta al ruedo y oreja).
Lugar y fecha: Plaza Eduardo Funtanet de Mazatlán, estado de Sinaloa (México). 3 de marzo.
Incidencias: Lleno de “no hay billetes”. Los Forcados de Evora realizaron una pega perfecta.
La plaza Autlán de la Grana colgó el domingo pasado el cartel de “agotado el boletaje” por la presencia en el cartel de Pablo Hermoso de Mendoza. Al día siguiente, se repitió la historia, pero esta vez en la costa del Pacífico, en la plaza Eduardo Funtanet de Mazatlán; es decir, ocho mil personas se apretaron en los tendidos para disfrutar del toreo a caballo del navarro, y lo consiguieron, ya que realizó dos faenas de gran calidad, saldadas sólo con una oreja por no acertar con la hoja de peral.
El espectáculo comenzó con uno de los nuevos caballos en el ruedo, con Quijote, con el que el estellés paró a su primer toro y le colocó dos rejones de castigo. La locura en las gradas se desató en el tercio de banderillas, con el toreo de costado al hilo de tablas de Disparate, que volvió a encandilar después con la hermosina, y con el osado toreo circular de Viriato. Tras la actuación de los Forcados de Evora, el toro acusó la perfecta pega que habían realizado y se paró. Por ello, en el tercio final, sobre Pirata, todo lo tuvo que hacer el rejoneador; fueron tres cortas, varios desplantes, un par a dos manos y un rejonazo, previo pinchazo a un toro que se defendía en tablas. El astado de Refugio Peña tardó en doblar y los ánimos se enfriaron, por lo que todo quedó en una aclamada vuelta al ruedo junto al cabo de los citados forcados.
Hermoso de Mendoza consiguió una oreja del que cerró plaza pese a que tampoco estuvo muy fino a la hora de matar. En esta ocasión, los méritos de lidia pesaron y el presidente tuvo que conceder un trofeo, escaso premio final para lo que se había presenciado en el ruedo. Respecto a la faena en sí, Palomo toreó por primera vez de salida y estuvo bien a la hora de llevar encelado al toro. En banderillas, Manolete brilló con su elegante toreo de costado y con sus medidos embroques de poder a poder. Pero fue Habanaero quien puso la plaza a revientacalderas con sus espectaculares piruetas ante un buen toro. Una nueva intervención de los forcados dio paso a un último tercio similar en espectacularidad al anterior, aunque esta vez el premio se concretó en un trofeo, el único concedido a lo largo del festejo.
Festejos taurinos Pamplona, S. XIX