HERMOSO DE MENDOZA INDULTA UN TORO EN LA PLAZA DE CANCÚN

El caballero navarro, sobre 'Disparate', ejecutando la hermosina en la plaza de Cancún.

El caballero navarro, sobre ‘Disparate’, ejecutando la hermosina en la plaza de Cancún.

El caballero navarro había cortado un rabo el día anterior en Ciudad del Carmen, localidad donde se presentó.

Ganado: Un toro de Javier Garfías y otro de Golondrinas para la lidia a pie y dos de Fernando de la Mora, segundo y cuarto, para rejones; ese segundo, llamado Salerito, fue indultado por su bravura.

Toreros: Alenadro Amaya (silencio y dos orejas) y Pablo Hermoso de Mendoza (dos orejas y rabo simbólicos y ovación tras aviso).

Lugar y fecha: Plaza Bonampak en Cancún, estado de Quintana Roo (México). 8 de marzo.

Incidencias: Lleno. El caballero navarro y Amaya salieron a hombros.

Tras cortar un rabo el viernes pasado en Ciudad del Carmen, plaza donde se presentó, Pablo Hermoso de Mendoza se superó a sí mismo al día siguiente en la turística Cancún, ya que consiguió indultar al primero de su lote y firmó así el quinto indulto de su historia como torero a caballo.

En un mano a mano con el mexicano Amaya, el caballero navarro se encontró en primer lugar con un toro impresionantemente bravo ante los caballos, pese a que su salida de chiqueros fue algo apática. Pero, nada más ver a Napoleón, comenzó a embestir con continuidad y gran fijeza, hasta que fue parado en el centro del ruedo. Ya en banderillas, la salida de Disparate fue fulgurante porque, apenas pisar el ruedo, el toro ya estaba encelado en su cola y obedecía a los continuos cambios de grupa. En tal noche, la hermosina alcanzó su máxima expresión, ya que el toro no dejaba de embestir y el caballo, de torear. La abarrotada plaza se abandonó al éxtasis; parecía que iba a reventar con el estruendo con que el público celebraba cada galope de costado de Disparate, cada banderilla, cada hermosina, cada pirueta. La locura se mantuvo con el toreo circular, de gran exposición, del picazo Viriato, ante un toro que seguía embistiendo; en muchos momentos, caballo y toro se fundieron en una sola figura, pero sin llegar nunca al contacto.

El cuatreño Salerito, de 470 kilos, llegó en las mejores condiciones al último tercio y Pirata se recreó en la ejecución de las cortas, en los desplantes, y en un par de banderillas a dos manos, a cámara lenta. La plaza parecía que se venía abajo. El jinete estellés se fue a por el rejón de muerte y entonces comenzó el griterío de “¡indulto!, ¡indulto!”. Tras unos momentos de incertidumbre, el presidente sacó el pañuelo naranja, el que devolvía a Salerito al campo bravo para disfrutar de la condición de semental. Segundos después, Hermoso paseaba las dos orejas y el rabo simbólicos.

Tras esa borrachera lidiadora, el maestro navarro se las vio después con el cuarto y último del festejo, otro magnífico toro de Fernando de la Mora, que tuvo el defecto de ser muy andarín, gazapón, lo que complicó la ejecución de la suertes, y sobre todo la labor de salida de Churumay. Pese a ello, la faena se vino arriba en banderillas; primero con Manolete, que ejerció de Disparate realizando la hermosina y de Chenel con un impresionante cambio por los adentros; después, la fiesta continuó con Habanero, que encendió los tendidos con sus piruetas imposibles.

El toro llegó al último tercio muy entero y de este modo dio emoción a la ejecución de las cortas y a un muy templado par a dos manos. Pero, tras dejar un rejonazo trasero, el estellés acertó con el descabello al segundo intento y los trofeos se esfumaron. La faena fue merecedora de puerta grande y el público pidió también el indulto para este toro, que el palco no concedió. Momentos después, Hermoso de Mendoza salía a hombros en loor de multitudes.

This entry was posted in Actualidad and tagged , , , , , , , , . Bookmark the permalink.

Comments are closed.