Pablo Hermoso de Mendoza cuajó una lucida faena al tercero de la tarde de la decepcionante corrida de Passanha. Fotografías: Joao Silva.
Ganado: Seis toros de Passanha, de regular presentación y mansos en conjunto.
Rejoneadores: Antonio Telles (vuelta y vuelta con llamada a los medios), Pablo Hermoso de Mendoza (vuelta al ruedo en ambos) y Guillermo Hermoso de Mendoza (vuelta al ruedo en ambos).
Lugar y fecha: Plaza de Campo Pequeño, en Lisboa (Portugal). 5 de septiembre.
Incidencias: Lleno. Festejo nocturno. Magnífica competencia entre los grupos de forcados amadores de Alcochete y del Aposento de Moita. Destacó una grandiosa pega de cara de Leonardo Mathias, cabo del Aposento. Guillermo Hermoso de Mendoza confirmó la alternativa en Portugal.
Guillermo Hermoso de Mendoza dejó buena imagen en la catedral del rejoneo, en la plaza lisboeta de Campo Pequeño, en la tarde en la que confirmó su alternativa en Portugal. Le acompañaron en el paseíllo dos leyendas del toreo a caballo: Antonio Telles, que sentó cátedra, y Pablo Hermoso de Mendoza, que ofreció una lección de técnica ante un mal lote.
La crónica publicada en Aplausos.es, y firmada por Andrade Guerra, es la siguiente: “La novena corrida del abono de Campo Pequeno no fue, ni mucho menos, un festejo triunfal como se suponía viendo el cartelazo que se anunciaba. La ganadería de Passanha, una de las más prestigiosas del momento, decepcionó. Lidió una corrida mansa, descastada y sin la clase habitual que ostenta esta divisa. La suerte fue que enfrente había dos maestros consagrados y un joven lleno de intuición, porque de no haber sido así, el fracaso hubiera sido sonoro.
Los momentos más importantes del festejo se vivieron en el cuarto toro, lidiado con suma sabiduría por Antonio Ribeiro Telles, rey del toreo clásico, que logró suertes de alta emoción y brillantez. Algunas parecían imposibles. Actuación creciente en entrega, plena de verdad, acogida con justificado entusiasmo, sobre todo cuando el maestro atacó una y otra vez al manso, entrando en sus terrenos para clavar banderillas de enorme mérito. Antes, frente al segundo, desarrolló una labor eficaz, sin redondear, pero rica en destellos de arte.
El rey de los rejoneadores, Pablo Hermoso de Mendoza, se ganó hace muchos años un lugar especial en el corazón de los aficionados de Lisboa, gracias a tantas y tantas actuaciones triunfales en esta plaza. Lamentablemente, en esta ocasión no las pudo reeditar. Le tocaron dos toros a contra estilo, embistiendo a la defensiva, que dejaron sin opciones al jinete navarro. Asimismo, con el tercero pudo demostrar la belleza y depurada técnica de su toreo a lo largo de una buena faena, rematada con una banderilla sensacional. Poco pudo hacer con el quinto, parado.
Dejó una grata impresión el joven Guillermo Hermoso de Mendoza en su presentación en Campo Pequeño. Toreó sin complejos al lado de dos monstruos del toreo ecuestre. Dejó una faena medida y sobria ante el que rompió plaza. Le faltó un poco más de ajuste en las reuniones. El sexto le permitió gustarse en la brega vistosa y durante una lidia en la que destacó la permanente ligazón. Rubricó las suertes bien ejecutadas que levantaron al público de sus asientos.