El caballero estellés le cortó una oreja a cada uno de su lote, dos toros de Marrón de muy diferente juego. Fotografías: pablohermoso.net
Ganado: Toros de Marrón, bien presentados, parejos en hechuras, nobles en su conjunto salvo el primero, que fue complicado. Destacó la clase del quinto, premiado con arrastre lento. Pesos: 555, 524, 542, 531, 535 y 528 kilos.
Rejoneadores: Jorge Hernández Gárate (vuelta y oreja), Guillermo Hermoso de Mendoza (oreja en ambos) y Javier Funtanet (silencio y oreja).
Lugar y fecha: Plaza México, en México D. F. 17 de noviembre de 2024.
Incidencias: Media plaza en el numerado. Tarde agradable. Actuaron los forcados amadores mexicanos y los forcados portugueses. Antes del comienzo de la corrida, hubo un Espectáculo Sinfónico de los Caballos Domecq, que duró 45 minutos. El rejoneador navarro salió a hombros.
La tercera corrida del serial Celebra tu Pasión en la Plaza Monumental de la capital mexicana finalizó con puerta grande para el caballero navarro tras cortar dos orejas, una para el mexicano Jorge Hernández Gárate y otra para el mexicano Javier Funtanet.
Se iniciaba la Temporada Grande 2024-25 en la Plaza México, la plaza de toros más grande del mundo, y lo hacía con un cartel de rejoneadores hispano-mexicanos y como aderezo dos grupos de forcados, uno de mexicanos y otro de portugueses. Una miscelánea de nacionalidades con la que se rindió homenaje a las tres principales tauromaquias del mundo y que terminó con la salida en volandas de Guillermo Hermoso de Mendoza tras una faena muy trabajada a su primero y una obra de arte realizada ante el buen quinto.
Quien no se sumó a homenaje alguno fue el encargado del ruedo, que embarró hasta la saciedad el piso de la México convirtiéndola, por zonas, en un lodazal. Eso hizo que el espectáculo se retrasara porque hubo que rastrear el suelo en más de una ocasión y aun así quedaron zonas peligrosas que dieron con algún jinete y caballo por el suelo.
Triunfó el rejoneador navarro Guillermo Hermoso de Mendoza con entrega en su comparecencia, pero sin temple en su toreo, según Efe. Con su primero, puso dos rejones de castigo al manso segundo de la tarde. Las arremetidas fueron de caballo hacia toro. Única manera de lograr mínimos arreones del parado buriel para poder dejar los castigos. Tras el intermedio de forcados, Hermoso adornó con las cortas al inmóvil toro. Falló algún par, pero un buen rejón de muerte le facilitó una oreja.
Siguiendo la misma fuente, abrió el portón de Insurgentes con un toro justo de fuerzas, pero con nobleza y ritmo que puso emoción a la eléctrica, aunque no limpia monta de Guillermo. Prolongó la fase con banderillas largas, aprovechando la embestida de la res, sacándole de los terrenos de espera y haciéndole seguir ceñido la montura. A pesar de un pinchazo, consiguió otra oreja, la que le permitía salir por la puerta grande más larga del mundo.
Abrió plaza un toro cuajado de Marrón, que inició doliéndose del rejón de castigo. Jorge Hernández Gárate le aplicó dos sin el resultado deseado. Siguió muy parado. La falta de empuje del animal complicó la lidia del mexicano que falló con banderillas largas. Jorge tuvo que dar mucha vueltas y asumir riesgos que provocaron unas vibrantes al violín y luego un resbalón del equino que llevó al suelo a su propietario.
Al fin pudo mostrar su lidia con un cuarto galopador al que ajustar a su grupa.
Duró poco el fuelle del de Marrón y ya con el bovino parado Hernández Gárate le fue dejando pares. Oreja tras rejonazo suficiente.
Javier Funtanet, con un ejemplar con algo de recorrido, asumió riesgos dejándose llegar. No acertó con el de castigo, por lo que hubo de aplicar dos. Su lidia de quiebros, no especialmente ajustados ni certeros, pretendidamente espectaculares, fue falta de toreo y sin hondura alguna, a pesar de las correctas condiciones del astado. Mató tras pinchar.
Con el cierra plaza hubo de repetir quiebros, incluido un invertido, esta vez más apretados. Faltó de nuevo verle torear y sobraron exabruptos en la cara del toro y vueltas alrededor de sus rivales. Acertó con el acero. El siempre ligero de exigencias público del caballo le otorgó una oreja.